Aunque los índices europeos y estadounidenses, en particular el DAX y el S&P 500, se mantienen estables y siguen cotizando cerca de niveles récord, las cosas en la economía y la geopolítica no van del todo bien.
Empecemos por el hecho de que las instituciones financieras, tanto en EEUU como en la UE, están sufriendo debido a la debilidad del mercado inmobiliario comercial.
En particular, están aumentando las pérdidas de papel y, con ellas, las reservas. La rápida subida de los tipos de interés también ha hecho mella en las carteras al encarecer la deuda.
No es de extrañar, pues, que las agencias de calificación hayan rebajado ya el rating de varias organizaciones al nivel de bono basura. Y parece que esto está lejos de acabar dado que el 11 de marzo expira el plazo del Programa de Financiación de Emergencia de Bancos y Empresas Depositarias (BTFP), que hace un año salvó a los bancos regionales del colapso.
La renovación de programas similares no se produce tan fácilmente. Eso en primer lugar. Y en segundo lugar, de nuevo, es un factor inflacionista. Básicamente, se trata de una nueva inyección de dinero.
El 11 de marzo expira el plazo del Programa de Financiación de Emergencia de Bancos y Empresas Depositarias (BTFP)
Si el regulador decide no salvar al sector y se reanuda el desplome bancario del año pasado, el principal riesgo es el efecto dominó, que volvería a poner bajo presión a otros bancos regionales.
Y hay al menos diez instituciones financieras en situación difícil, entre ellas ServisFirst Bancshares, Dime Community Bancshares, Valley National Bancorp, Merchants Bancorp y WaFd.
Recientemente ha surgido otro cisne negro, o más exactamente, ha resurgido con nuevos colores: la geopolítica. Además de afectar a la logística, también afecta a las infraestructuras de cable.
La semana pasada, cuatro cables submarinos del mar Rojo fueron víctimas de conflictos, lo que provocó una merma en la calidad de la conectividad a Internet entre Europa y Asia.
Recientemente ha surgido otro cisne negro, o más exactamente, ha resurgido con nuevos colores: la geopolítica
El problema es que el 17% de todo el tráfico de Internet de la red mundial pasa por los cables del mar Rojo. Si se cortan, puede que el mundo no quede completamente desconectado, pero habrá interrupciones.
La buena noticia es que muchas regiones utilizan múltiples cables, por lo que el efecto total dependerá del alcance de los daños y de la disponibilidad de conexiones alternativas.
Sin embargo, si los ataques o las caídas de anclaje continúan, provocando fallos en las operaciones comerciales y las comunicaciones en general, la volatilidad del mercado podría aumentar.
En cuanto a si el mercado de criptodivisas será un refugio seguro en caso de colapso de los mercados tradicionales como vimos el martes por la tarde, están bastante correlacionados entre sí.
Si el pánico comienza en las acciones con alta probabilidad los activos digitales también podrían sufrir, incluyendo bitcoin y ethereum y con mayor amplitud, por lo que no sería la mejor defensa.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.