La preocupación por el aumento de la inflación y los persistentes riesgos geopolíticos en Europa del Este y Oriente Medio han hecho subir el índice del dólar DXY más de un 3% desde principios de año, mientras que el oro ha ganado más de un 9,5%.
El metal precioso también se ha visto impulsado por la mayor demanda de los bancos centrales, que compraron 39 toneladas de oro en enero. A este ritmo, Citi no descarta que el oro alcance los 3.000 dólares en los próximos 12-18 meses.
¿Cuáles son las perspectivas?
A corto plazo podría producirse una corrección, ya que el oro sigue en zona de sobrecompra. Las perspectivas a más largo plazo son más optimistas por las siguientes razones:
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Tensión geopolítica y riesgo de resurgimiento de nuevos conflictos armados. En este sentido, cabe seguir el enfrentamiento entre Israel, Hamás y Hezbolá.
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La victoria de Donald Trump en las elecciones podría provocar el resurgimiento de guerras comerciales y un mayor proteccionismo en todos los ámbitos.
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La creciente burbuja de la deuda en Estados Unidos. Si alcanza el 140-150% del PIB, podría intensificarse la demanda de activos defensivos.
Otra cosa a tener en cuenta es que el exceso de liquidez, abundante en los mercados de capitales, fluyó principalmente hacia la capitalización bursátil y las criptodivisas.
Es sólo cuestión de tiempo que la recogida de beneficios se acelere entre los inversores. Una desaceleración del sector económico o financiero podría desencadenarla.
¿Dónde están las oportunidades?
Siguiendo la tendencia alcista del oro, las acciones de las empresas mineras de oro podrían mejorar sustancialmente su rentabilidad. Por lo tanto, podrían superar al activo subyacente.
Pero antes de tomar cualquier decisión, es necesario realizar su propio análisis, comprobar los niveles de soporte y resistencia y no olvidarse de fijar stops.
***Igor Kuchma es analista de Trading View.