AMD ha pasado de ser una compañía secundaria en el mercado de semiconductores a tener una importancia crucial para el desarrollo de ciertos productos. Ya pasaron los años en los que Intel tenía una mejor CPU (unidad de procesamiento central) que AMD, y es que esta ha conseguido poner entre las cuerdas al que llevaba siendo líder varias décadas.
AMD divide sus líneas de negocio en 4. Centros de datos, clientes, gaming y sistemas incorporados. Lo cierto es que todas están bastante equilibradas, aunque en este 2024 la de centro de datos está superando a las demás.
La compañía se enfrentó a una ralentización del sector en general en 2023, aunque este año ya está siendo capaz de volver a la senda del crecimiento y está tratando de desarrollar una GPU que haga la competencia a Nvidia.
Esta tarea es bastante complicada, ya que el chip de Nvidia está varios años por delante del resto, aunque si ya consiguió una vez acortar distancias e incluso adelantar a Intel, no es descartable que consiga desarrollar una GPU que en unos años sea competitiva en el campo de la IA.
Además, la compañía ha conseguido aumentar sus ventas desde unos 6.731 millones de dólares en 2019 hasta los 22.680 millones de dólares en 2023, junto con una buena generación de caja, lo que le permitirá seguir financiando el desarrollo de nuevos chips.
El precio de las acciones de AMD acumula una importante subida a largo plazo, pero desde febrero del 2024 está inmersa en una pequeña bajada. Sin embargo, podemos ver que en el corto plazo el precio ha reaccionado ligeramente al alza y que la tendencia bajista se está quedando sin fuerza si nos fijamos en su ADX.
Además, incluso después de estas últimas subidas su RSI está aún lejos de la zona de sobrecompra, por lo que todo indica que el precio podría volver a la cota de los 200 dólares. Este movimiento se vería reforzado por un aumento del volumen que incrementaría la velocidad de la tendencia alcista.
*** Javier Cabrera es analista de XTB.