Las acciones de Nike acumulan una caída del 60% desde sus máximos alcanzados en noviembre de 2021. Este punto lo alcanzó después de un gran rally impulsado por el buen desempeño operativo de la compañía en la apertura del comercio mundial después del 2020. Sin embargo, ahora la reina del sector de la moda deportiva está teniendo problemas.
Los últimos resultados de Nike fueron una gran decepción para el mercado, donde apenas registró un crecimiento de las ventas y el aumento del beneficio por acción vino de una bajada del precio de las materias primas y de las recompras de acciones.
Sin embargo, lo que peor asimilaron los inversores fue el guidance para su año fiscal 2025, que comenzaba en junio. La empresa espera un descenso de las ventas de alrededor del 5%, lo que significaba que el múltiplo al que estaba cotizando era demasiado alto, provocando una caída de alrededor del 20% en un solo día.
A pesar de todo ello, tenemos que señalar que los dos grandes problemas de Nike han sido la caída de la demanda de productos deportivos en sus principales regiones y una falta de innovación que no se puede permitir.
Por ello, la empresa ya está centrada en desarrollar soluciones en este sentido, invirtiendo unos 1.000 millones de dólares orientados a incrementar la demanda de los consumidores. El mejor ejemplo es el aumento de recursos para su área de diseño.
Pensamos que se trata de un problema coyuntural y que la compañía conseguirá revertir la situación. Por eso, estimamos una fuerte recuperación de las ventas a partir de su año fiscal 2026, reflejando las medidas que se adoptarán en este año.
Dicho esto, vemos a su flujo de caja libre aumentando un 8% anualizado hasta 2029, usando supuestos razonables. Esto dejaría a Nike con un precio objetivo de alrededor de 103 dólares la acción, lo que supone un potencial desde los precios actuales de casi el 40%.
El precio de las acciones de Nike abrió un hueco importante para estabilizarse posteriormente en el soporte de los 71 dólares la acción. Además, su RSI muestra una sobre venta de manera sostenida, lo que podría implicar un rebote en el corto plazo.
Esto también lo apunta su ADX, ya que después de la caída pronunciada del precio de la acción también ha corregido de manera brusca, lo que indica un cambio de tendencia. Si a esto le unimos ese hueco creado a finales de junio, pensamos que se cerrará el gap en los próximos meses dejando la acción alrededor de los 100 dólares.
*** Javier Cabrera es analista de mercados.