El pánico que invadió los mercados el viernes pasado no duró: al cabo de unos días, volvió el optimismo con una nueva oleada de demanda de activos de riesgo, incluidos las Big Tech y las criptomonedas.

No está claro qué provocó este cambio, pero podría deberse a la caída del yen japonés y el consiguiente retorno del carry trade, a los rumores de intervención de la Fed o a nuevos datos económicos.

En cuanto a estos últimos, el hecho de que el PMI de servicios subiera a 51,4 en julio desde 48,8 en junio puede haber aliviado los temores a una recesión en EEUU, dando esperanzas a los inversores.

Ahora bien, ¿se trata de una simple corrección?

Depende de a quién se le pregunte.

No está claro qué provocó este cambio, pero podría deberse a la caída del yen japonés y el consiguiente retorno del carry trade

Para los “osos”, se avecina un gran colapso y lo que hemos visto no ha sido más que una repetición. Argumentan que la economía y el sistema financiero estadounidenses siguen teniendo problemas.

En particular, las empresas sufren los elevados tipos de interés, la deuda pública sigue disparándose, el mercado inmobiliario comercial sigue en crisis y las tensiones geopolíticas no ayudan.

Para los "toros", la tendencia alcista sigue intacta y las recientes recompras de activos de riesgo indican que las manos fuertes siguen confiando en el futuro de la economía y los mercados.

¿Quién tiene razón?

La respuesta a esta pregunta se dará con el tiempo, pero mientras tanto no debemos bajar la guardia. Aunque los mercados parecen haberse calmado, hay motivos de preocupación.

La economía y el sistema financiero estadounidenses siguen teniendo problemas

Especialmente las nuevas tensiones en Oriente Medio. La hipótesis subyacente es que no desembocarán en una guerra a gran escala, ya que no interesa a ninguna de las partes.

La economía israelí ya está bajo presión desde el pasado octubre y otra guerra podría empeorar la situación. Por otra parte, si el conflicto se extendiera al Líbano, dañaría las infraestructuras y agravaría la crisis.

En el peor de los casos, podríamos asistir a una aversión al riesgo, lo que reforzaría el dólar, aumentaría los precios de los bonos del Tesoro estadounidense y haría subir los valores de las empresas energéticas.

El oro (XAUUSD) también podría subir, y los analistas de Goldman Sachs mantienen su previsión de que la materia prima alcance los 2.700 dólares por onza (+10% respecto a los niveles actuales).

***Igor Kuchma es analista de Trading View.