La reciente intensificación de las sanciones contra Rusia no es casual. Muchos temen que, bajo la presidencia de Trump, el proceso se ralentice, por lo que intentan aprobarlas con antelación.

En el caso de la UE, las últimas medidas iban dirigidas principalmente a combatir la evasión de sanciones anteriores a través de la "flota en la sombra" y a debilitar el complejo militar-industrial.

Por su parte, Estados Unidos ha decidido apuntar a un punto más sensible: Gazprombank, a través del cual se realizan las principales transacciones de pago de gas, petróleo y en general de las exportaciones rusas.

Como consecuencia, el rublo ha reanudado su caída, superando los 100 por dólar. Pero al mismo tiempo que estas medidas afectan gravemente a Rusia, también podrían perjudicar a Europa y al euro.

Después de más de dos años desde el conflicto en Ucrania, Rusia sigue siendo uno de los principales proveedores de energía para el continente, suministrando alrededor del 15% del gas natural.

No se espera una crisis energética como la de 2022, pero un suministro limitado podría mantener los precios altos

Se buscan alternativas, pero se espera que la oferta mundial de gas siga limitada durante al menos un año más, hasta que lleguen nuevos suministros de países como EEUU y Qatar.

No es casualidad que las principales empresas de gas de Europa Central hayan firmado una declaración a favor de continuar con el tránsito de gas a través de Ucrania el próximo año.

La buena noticia es que los esfuerzos previos han llenado los almacenes de gas, y con la reducción del consumo y la diversificación de importaciones, Europa podrá afrontar el invierno con confianza.

¿No hay de qué preocuparse entonces? En principio, no se espera una crisis energética como la de 2022, pero un suministro limitado podría mantener los precios altos, afectando tanto a empresarios como a ciudadanos.

Se espera que la oferta mundial de gas siga limitada durante al menos un año más

Otro problema es que un informe del Gobierno de EEUU advirtió que la expansión descontrolada de la industria del gas perjudicaría a los consumidores estadounidenses y los objetivos climáticos globales.

Es decir, si la reducción de suministros de Rusia no puede ser reemplazada, por ejemplo, con más gas natural licuado de EEUU, el impacto para Europa y su economía podría ser aún mayor.

***Igor Kuchma es analista de Trading View.