Y, de repente, el bitcóin. El rey de las criptodivisas está evocando en 2019 el vertiginoso ritmo alcista que le concedió un protagonismo absoluto en la recta final de 2017. Entonces, rozó los 20.000 dólares. Ahora ni siquiera se acerca a esta cota, pero está superando barreras sin parar.
Tras despedir 2018 en los 3.700 dólares, en febrero recuperó los 4.000, en abril derribó los 5.000 y en lo que va de mayo ha pulverizado casi a la vez los 6.000, los 7.000 dólares...¡y los 8.000 dólares!. Este lunes se disparó un 14% y alcanzó los 8.045 dólares, con lo que ya se revaloriza un 118% en 2019 y con lo que vuelve a los precios en los que se movía en agosto.
El bitcóin saca pecho así en un contexto en el que la incertidumbre vuelve a marcar la pauta en los mercados como consecuencia del rebrote de la tensión comercial entre EEUU y China. Con las ventas imponiéndose en las bolsas y la volatilidad de vuelta, puesto que el índice Vix rondó los 20 puntos la semana pasada, la criptodivisa está reclamando su condición de activo refugio alternativo a los habituales. Porque, en contraste, el oro no está sacando tanto partido de esta oleada de inestabilidad y permanece por debajo de los 1.300 dólares. A los precios actuales, un bitcóin equivale a 6 onzas de oro.
La fuerza con la que el bitcóin vuelve a subir reactiva una marcha que quedó interrumpida por completo en 2018, ejercicio en el que se desinfló un 73%. Venía, eso sí, de una trayectoria espectacular en 2017, puesto que en ese año acumuló una subida del 1.300%.