El bitcoin acelera hacia los máximos históricos que marcó hace tres años. El vertical repunte del 8% de este miércoles deja más cerca la reconquista de aquellos, todavía lejanos, 19.900 dólares. Una cota a la que la criptomoneda aspira a regresar a golpe de regulación para el sector y su progresiva adopción como método de pago.
Los avances que en los últimos meses se están produciendo en estos dos ámbitos son para los analistas del sector un claro motor en el acercamiento de las criptomonedas a la economía real. De una parte, se las dota de una mayor seguridad jurídica y transparencia. De la otra, adquieren una utilidad hasta ahora menos explorada y que las conduce hacia un uso cada vez más cotidiano.
La combinación de estos dos factores, según los expertos consultados, está facilitando la llegada de un volumen de inversores e inversión que de otro modo se hubiera quedado en liquidez o destinado a otros activos más tradicionales. “Muchos se están animando a pasar de ver los toros desde la barrera a saltar al ruedo”, comenta un operador del mercado.
Nuevos inversores
El fundador y consejero delegado de Bitpanda, Eric Demuth, señala que la reciente trayectoria alcista del bitcoin no es otra cosa que el síntoma más evidente de que “las criptomonedas han comenzado a establecerse como una clase de activos de confianza para el mercado financiero mundial”. “Las ‘cripto’ están aquí para quedarse”, sentencia en declaraciones a Invertia. Algo que, según corrobora, se ha traducido en “una enorme afluencia de capital institucional y un número récord de nuevos nuevos clientes minoristas”.
Una trayectoria que venía de lejos pero que los recientes esfuerzos de la Unión Europea y varios países miembros -incluida España- para establecer unas reglas claras del juego así como el paso al frente de PayPal para ofrecer servicios en criptomonedas a los usuarios de sus herramientas de pagos digitales han acelerado con fuerza. Un avance disruptivo, que según Demuth, será solo el principio porque “veremos a más grandes jugadores unirse a la fiesta en 2021”.
“Hemos dejado atrás el Antiguo Salvaje Oeste”, afirma Javier Molina, portavoz en España del bróker eToro, en referencia a estos decisivos avances para una mayor difusión y transparencia de las ‘criptos’. Una afirmación con la comulga el grueso de la industria, que ve en estas iniciativas un potencial “imparable” de crecimiento.
El paso al frente de PayPal es especialmente determinante en este asalto del bitcoin a sus máximos históricos, puesto que se trata de la primera gran plataforma de pagos digitales que se plantea aceptar varias criptomonedas para sus transacciones. Aunque de momento solo permitirá a sus usuarios la compraventa y almacenaje de cuatro monedas digitales -bitcoin, ethereum, bitcoin cash y litecoin-, la puerta está abierta y la intención de la compañía es poder cruzarla a lo largo de 2021.
Comprar en bitcoin
En este sentido, la posibilidad de que sus más de 300 millones de usuarios puedan adquirir productos o servicios de los más de 26 millones establecimientos que usan sus servicios se convierte en una pista de despegue sin parangón para su irrupción en la economía real. En este sentido, el bitcoin sigue siendo principalmente un activo refugio de almacenamiento de valor y una herramienta especulativa de inversión antes que un medio de pago.
Aquí cabe mencionar que muchos proyectos de criptomonedas en todo el mundo están trabajando a brazo partido para conseguir tarjetas de débito con cargo a monederos digitales y una mayor difusión de sus aplicaciones de pago con conversión automática a moneda fiat. Y, sin embargo, no terminan de cuajar.
Análisis técnico
En el primer caso, las reticencias de las gigantes de las tarjetas para adentrarse en un sector en el que hasta ahora la regulación era escasa o inexistente están frenando muchas iniciativas. En el segundo, las comisiones que se aplican en el canje y sus posibles efectos fiscales están limitando su difusión, especialmente en pagos más o menos cotidianos.
Con este impulso, que “anula las dos principales críticas que recibía el sector”, el analista Joaquín Robles, de XTB, señala que, “una vez superada la barrera de los 13.000 dólares, se activaría un nuevo impulso hacia la siguiente resistencia en los 13.800 dólares”. Desde ahí, el asalto a máximos todavía quedaría a un 44%, pero las alarmas de retroceso no saltarían, según los gráficos que maneja, mientras se mantuvieran precios por encima de los 10.500 dólares.
El tramo a conquistar parece elevado, pero Molina subraya que “ese es el objetivo de los inversores que ahora están entrando en el bitcoin”. Una meta para la que, además, cuenta con el apoyo indirecto de los bancos centrales, que con su aluvión de liquidez en moneda fiduciaria -sobre todo dólares y euros- restan atractivo como refugio a sus correspondientes divisas mientras que abiertamente han abierto en su seno el debate a la emisión de monedas digitales.
Y todo esto mientras las medidas de confinamiento proliferan en las grandes economías como único método de contención para frenar el alcance de la pandemia del coronavirus en las regiones más golpeadas. Una iniciativa adecuada desde el punto de vista sanitario pero perjudicial para la economía y que, como se demostró en primavera, predispone a la población a la búsqueda de nuevas alternativas de inversión.
Efecto 'halving'
De conseguirse el avance hasta los 20.000 dólares por bitcoin, que en diciembre de 2017 llegaron a verse por momentos en algunas plataformas de negociación coreanas, la criptomoneda reina marcaría una revalorización del 177% en este año de la pandemia. Un porcentaje que hace más sangre del triste comportamiento de activos como los referenciados al Ibex 35, que pierde un 29% desde enero, e incluso ante el oro que sube un 24% en el mismo periodo.
La volatilidad sigue siendo el talón de Aquiles para que el bitcoin consiga esta hazaña a medio plazo. No obstante, este año cuenta con un factor de impulso añadido. Y es que el pasado 18 de mayo tuvo lugar uno de los ‘halving’ que recortan el ritmo de emisión de nuevas unidades y que históricamente han contribuido sensiblemente a su revalorización.