El bitcoin se desploma un 13% tras el anuncio de Elon Musk de que Tesla deja de aceptarlo
El paso atrás llega en pleno debate sobre la adopción del dogecoin y solo mes y medio después de comenzar a aceptar la criptomoneda reina.
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Elon Musk vuelve a marcar la evolución del bitcoin. El fundador de Tesla provoca un descalabro de hasta el 13% en la criptomoneda reina después de haber anunciado que el fabricante de automóviles dejará de aceptarlo como medio de pago para sus coches y otros productos.
La decisión, adelantada por Musk en un mensaje en su perfil personal de Twitter, llega solo mes y medio después de haber anunciado que Tesla comenzaba a aceptar bitcoins como moneda de pago en EEUU. La estrategia iniciada el pasado 24 de marzo con miras a replicarse en otros mercados "más adelante este año", entra en vía muerta.
A consecuencia de este drástico cambio, el bitcoin se desploma desde los más de 56.000 dólares a los que cotizaba en la víspera en las plataformas de criptomonedas a mantener a duras penas los 49.000 dólares. No obstante, los mínimos intradía se quedaban por encima de los 46.440 'billetes verdes' que la moneda digital marcó entre avances del 20% cuando el pasado 8 de febrero Tesla anunció la adopción de la misma como método de pago.
Cuestión medioambiental
Musk ha explicado que esta decisión no se debe a una cuestión financiera sino al aspecto medioambiental del bitcoin, cuyo minado requiere unas ingentes cantidades de energía. "La tendencia del uso de energía en los últimos meses es una locura" ha llegado a publicar en un tuit referido a este punto tan criticado en un momento en el que los factores de sostenibilidad son tan mirados por administración, inversores y corporaciones.
El comunicado publicado por el fundador y 'Tecno-Rey' de Tesla explica que la compañía "ha suspendido las compras de vehículos utilizando bitcoin" debido al "rápido incremento en el uso de combustibles fósiles para el minado y transacciones de bitcoin, especialmente carbón, que tiene las peores emisiones de cualquier combustible".
Aunque la compañía de coches eléctricos insiste en que "las criptodivisas son una buena idea en muchos niveles y creemos que tienen un futuro prometedor, esto no puede producirse con un gran coste para el medioambiente". En este sentido, la cotizada deja claro que "no venderá ningún bitcoin" de los que mantiene en su cartera.
Adicionalmente, Tesla explica que "pretende usarlos para transacciones tan pronto como el minado progrese a energía más sostenible". En este sentido, adelanta: "Estamos mirando hacia otra criptomoneda que usa menos de un 1% de la energía del bitcoin por transacción".
¿Cambio al dogecoin?
Un aviso que se produce justo después de que Musk haya publicado una encuesta en la que preguntaba a sus seguidores si Tesla debería aceptar dogecoin como método de pago. Con casi 4 millones de respuestas, un 78,2% se decantó por el sí.
A pesar del guiño, la criptomoneda meme de la inflación se desplomaba un 20% este jueves. No obstante, el cambio desde el bitcoin hacia el dogecoin ya cuenta con el precedente de SpaceX, otra de las empresas visionarias desarrolladas por Elon Musk, pues acaba de anunciar la puesta en marcha de una nueva misión espacial íntegramente financiada con esta cripto.
En los últimos tiempos, la creciente preocupación por factores de sostenibilidad ambiental y transición energética han puesto en el foco muchas criptomonedas que requieren de un gran consumo de energía para su funcionamiento, debido a la complejidad de las operaciones informáticas que requieren. Así, diversos estudios señalan que el bitcoin consume más recursos energéticos que países como Noruega, Chile o Singapur.
"La industria es todavía muy joven y seguirá innovando, tanto en términos de mejora de la eficiencia energética como en el suministro de energía más ecológica", según reconoce Luis Vaello, director regional en Binance.
No obstante, destaca que "los mineros están incentivados económicamente para competir entre sí a través de las ganancias de eficiencia". Algo que, según subraya, los lleva a "encontrar la electricidad más barata, que a menudo se encuentra en fuentes renovables que están aisladas de las redes eléctricas" o a "comprar energía renovable barata que, de otro modo, se desperdiciaría sin un mercado secundario".