El retroceso de las últimas sesiones en el mercado de criptomonedas se convierte en desplome este miércoles. El bitcoin llega a caer más de un 30% hasta el punto de perder por momentos los 30.000 dólares, una cota sobre la que había conseguido mantenerse desde principios de enero de este año.
La mecha de la estampida llevaba días prendida, pero se ha convertido en incendio cuando este miércoles se ha conocido que el Banco Popular de China ha ido un paso más en su ofensiva contra las criptomonedas al prohibir su aceptación como moneda de pago, lo que reduce seriamente su potencial de expansión en un país en el que el uso de dinero físico es puramente residual.
Hasta ahora, China solo prohibía la emisión y comercialización de estos activos digitales, pero no su tenencia ni su uso en determinadas transacciones comerciales. Ahora, los casi 1.400 millones de habitantes del 'Gigante Asiático' no podrán usar estas monedas más que para reserva de valor o especulación financiera.
Aluvión de prohibiciones
Los analistas destacan que esta nueva prohibición llega solo un mes después de que Turquía hiciera lo propio. El país otomano vetó la aceptación de criptomonedas como método de pago el pasado abril como medida adicional para proteger su debilitada divisa nacional, la lira turca.
En el caso de China, con el yuan entre las divisas que más fuertemente se han apreciado durante la pandemia, la cuestión parece apuntar más a cerrar puertas a la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la realización de actividades comerciales a espaldas del omnipresente régimen de Pekín. Un discurso que, con muchos matices, va más en la línea de lo argumentado por India cuando a mediados de marzo planteó el veto total del uso, emisión o tenencia de criptomonedas.
Hundimiento en bloque
Con el descalabro de este miércoles, en mínimos intradía, el bitcoin veía desaparecer toda su revalorización acumulada en el año. Si se toman como referencia sus máximos históricos por encima de los 64.000 dólares, conseguidos a mediados de abril, el desplome alcanza el 50%, con cruces que en algunas plataforma apenas superaban los 28.000 dólares por unidad.
A pesar de que la virulencia del retroceso era mayor en el bitcoin, como suele ocurrir a consecuencia de su mayor liquidez, el castigo se extendía a casi todo el ecosistema. El ethereum, la segunda criptomoneda más negociada a escala global, veía su valor desplomarse más de un 25% hasta conservar por muy poco los 2.400 dólares.
Casi un tercio de su capitalización de mercado perdían también otras como cardano, litecoin, XRP -la antigua ripple- y dogecoin, la moneda a la que Elon Musk ha señalado en repetidas ocasiones como sucesora del bitcoin. Eso sí, siempre empleando un tono a medio camino entre la seriedad y la socarronería.
El descenso se produce además cuando aún está reciente el fiasco de una de las compañías fundadas por el empresario sudafricano en cuanto a la adopción de las criptomonedas. Tesla, la fabricante de vehículos eléctricos, anunció que dejaría de aceptar bitcoins para la compra de sus coches solo mes y medio después de empezar a hacerlo.
El peso de Musk
Un paso atrás para el que el propio Musk alegó cuestiones referidas al alto consumo energético que precisa su funcionamiento y minado. Aunque el empresario ha defendido que no se ha desprendido de sus propios bitcoins, sí que hay colegas que han anunciado que dejarán de comprar esta criptomoneda, como es el caso de Jack Dorsey, consejero delegado de Twitter y Square, una de las compañías que como Tesla tienen parte de su tesorería en la criptomoneda más popular.
El portavoz de eToro en España, Javier Molina, ha explicado que, si bien "las grandes variaciones de cotizaciones son algo normal" en el bitcoin y el resto de criptodivisas, esta vez "sorprende la fuerte velocidad tomada en la última sesión". Con estas premisas, advierte de que si la cripto reina no es capaz de recuperar los 40.000 dólares, la puerta quedaría más que abierta hacia una "posible corrección" con objetivo en los 30.000 dólares.
Colapso en las plataformas
A los analistas no les resulta extraño que esta oleada de prohibiciones o restricciones de uso se produzca en un momento de tensión para los mercados financieros en el que muchos ahorradores e inversores habían recurrido a las criptodivisas para buscar refugio a su capital o buscar la obtención de rentabilidad con ellas. Una situación que ha forzado a los gobiernos y administraciones a tomar una posición frente a ellas en sus ordenamientos jurídicos.
En cualquier caso, la avalancha de órdenes de venta ha sido tal en las últimas horas que muchas plataformas de referencia han sufrido el colapso de sus sistemas para responder a tanta actividad inversora. Han sido los casos, entre otras, de Coinbase -que recientemente debutó como cotizada en el Nasdaq estadounidense- y Binance, al menos para sus usuarios en España.