El tiempo se agota para la presentación de la Declaración de la Renta y unas nuevas convidadas traen de cabeza a los asesores financieros. La novedad y el auge de las criptomonedas han provocado un aluvión de consultas y dudas que tiene a los expertos del sector "saturados" a cuatro semanas de que acabe el plazo establecido por la Agencia Tributaria.
Son dos los ingredientes fundamentales de un cóctel que tiene a muchos asesores financieros al borde del atragantamiento. De una parte, el mayor marcaje fiscal que el Gobierno ha desplegado en los últimos meses con respecto a las criptomonedas. De otra, pero incluso más importante, la gran cantidad de nuevos inversores con poca -o ninguna- experiencia que estos activos digitales han atraído a lo largo del 2020 de la pandemia.
El resultado del primer ingrediente ha sido la búsqueda de una mayor escrupulosidad por parte de los contribuyentes y un mar de dudas entre aquellos profesionales de la fiscalidad menos familiarizados con este sector. Dos circunstancias que, además, se han combinado con esperas hasta última hora por parte de muchos ante la incertidumbre de que alguna obligación pudiera cambiar de repente.
Más inversores y más activos
Por lo que se refiere al exponencial incremento de inversores en el bitcoin y sus 'hermanas pequeñas', la principal consecuencia ha sido un mayor volumen de carga de trabajo en esta línea para los asesores financieros. De tal manera que, en muchos casos, ya a mediados del mes pasado algunos tuvieron que colgar el cartel de 'no se admiten más declaraciones de la renta'.
"En verdad no ha cambiado mucho lo que hay que declarar, pero hay mucha más gente metida… y eso dispara el volumen de trabajo", explica Anxo Barreiro, asesor fiscal en BV Asesores, en conversación con Invertia. A eso ha añadido que "hay que sumar que en estos casos las dudas no se resuelven con acudir presencialmente a la ventanilla de la Agencia Tributaria", que además ahora atiende menos citas por la pandemia.
Del mismo modo, ha reconocido que gracias a la vertiginosa revalorización de las criptomonedas el año pasado, "ha habido mucha desinversión de gente que mantenía posiciones desde hace años". En esos casos, sí que se han generado cuentas pendientes con el fisco que hasta ahora no se habían tenido que afrontar.
Así, incluso inversores con cierta trayectoria en el mundo cripto se están viendo por primera vez ante la necesidad de reflejar sus inversiones en la autoliquidación del IRPF. Y es que, como ha señalado Haydée Barroso, cofundadora y directora de operaciones de Atani, "hay muchísima gente que está muy perdida, que tiene muchas dudas y no sabe ni por dónde empezar".
Sin café para todos
Un escenario que casa a la perfección con el hecho de que en las últimas semanas se haya producido un sensible incremento en el número de descargas de su herramienta, que tiene uno de sus puntos fuertes en la generación automática de informes fiscales personalizados sobre inversión en criptomonedas. "Hemos recibido usuarios y consultas de personas que estaban con asesores financieros que ahora no dan abasto", ha confirmado a este portal.
En medio de este escenario, no ha podido ser más oportuno el desembarco en España de Cryptotax, la herramienta específica de fiscalidad de criptomonedas de la fintech austríaca Blockpit. En su carta de presentación recuerda que "la deuda tributaria de activos digitales no se calcula, informa y deduce automáticamente a las autoridades fiscales, por lo que existe un riesgo de evasión fiscal inconsciente". Una advertencia que desde diferentes segmentos de la industria se repite a coro.
La lupa de Hacienda
En este sentido, la Agencia Tributaria ya ha mostrado su intención de escudriñar a fondo las obligaciones fiscales declaradas por criptomonedas. Además, como es lógico, las plataformas de negociación se han mostrado más que dispuestas a tender la mano a Hacienda en una caza de evasores que de primeras no diferencia entre la omisión involuntaria y la intencionalidad.
Barreiro señala en cuanto a este punto que "el primer bum de las criptomonedas se recogió en las declaraciones de la renta que se presentaron entre abril y junio de 2018". Así, recuerda que la Agencia Tributaria "aún tiene un año para enviar requerimientos a los contribuyentes por aquellas operaciones". En otras palabras, quien no hiciera bien las cosas entonces todavía podría ser cazado y sancionado.
En un mundo en el que "todo está muy en pañales", como dice el experto, hay casuísticas concretas en las que a veces ni las herramientas automáticas tienen todavía todas las respuestas. Eso es lo que ocurre con algunos casos de minería y recompensas como los llamados airdrops, que en ciertos casos pueden considerarse un rendimiento del capital.
La odisea se repite en casos en los que no se tiene acceso a un historial completo de transacciones, una plataforma ha dejado de estar operativa o incluso los bitcoins se han perdido o nunca existieron realmente por tratarse del reclamo para una estafa. Por eso, en una gran mayoría de casos, ni siquiera es válida una solución genérica y se requiere un proceso minucioso caso por caso. "No es complicado declarar, sino cómo obtener la información adecuada y necesaria", coinciden varias fuentes.
Novatos por partida doble
Con el objetivo de ayudar a toda la comunidad inversora, a los asesores menos familiarizados y a aquellos que se ven sin herramientas por haber esperado a última hora, la fintech Atani ha lanzado una guía de fiscal de acceso gratuito. Además, está disponible tanto para clientes como para no clientes de la firma.
A pesar de las limitaciones, sí deja claro lo que, según la ley vigente para esta campaña de la Renta, es obligatorio declarar sin lugar a dudas ni a interpretación y lo que no es necesario contar al fisco ni peligro de sanción.
Desde BV Asesores señalan también que "aunque no hay muchos casos de declarantes muy jóvenes porque el veto a los menores de edad es muy claro en las plataformas de negociación", sí que se dan casos de estudiantes "cuya única fuente de renta han sido las operaciones en criptomonedas". Nuevos contribuyentes en escena que, como los demás, tienen pisándoles los talones una cuenta atrás hasta final de mes para confesarse con Hacienda.