Las cotizadas españolas han conseguido mantener sus dividendos a flote durante esta crisis del coronavirus, pero a costa de un mayor recurso al scrip dividend. Los pagos en acciones han alcanzado un peso del 28% de toda la retribución a sus inversores en este 2020 del coronavirus, una cota que no se veía en los últimos cinco años.
El incremento frente al ejercicio pasado es más que significativo. Al cierre de 2019, solo un 12,4% de los dividendos distribuidos por las cotizadas españolas se canalizó a través de la vía del scrip dividend. El salto hasta rozar una tercera parte de todos los pagos ejecutados este año supone más que duplicar aquel porcentaje, según los registros históricos de BME.
Además, la historia se repite en números redondos. A falta de unas pocas semanas para acabar el año, se han distribuido un total de 4.039,52 millones de euros por la vía del dividendo en acciones dentro de un montante total de 14.405,08 millones. A lo largo de 2019, esta fue la fórmula empleada para el reparto de solo 3.919,94 millones frente a un total de 31.705,56 millones.
Rompe la racha
Hay que remontarse hasta el ejercicio 2015 para ver un protagonismo tan elevado de los dividendos en acciones dentro de los registros de la sociedad rectora de las bolsas españolas. Entonces, hace cinco años, supusieron un 35,7% del total distribuido por las cotizadas españolas y sumaron un total de 9.377,31 millones de euros.
Desde aquello, la tendencia había sido a la baja año tras año, lo que da aún más importancia a las cifras conseguidas este año. Tanto es así que el Informe Anual 2020 de BME señala que se abandona así “una racha de presencia descendente en los últimos años” que había marcado su registro más bajo precisamente en el 12,4% del año pasado.
El regreso de las cotizadas a esta vía de retribución que preserva sus reservas de capital sin renunciar a premiar a sus inversores ha sido también consecuencia de un mayor número de pagos por esta vía. Frente a los 11 de hace un año, a estas alturas del año del coronavirus ya se han consumado 13 por esta vía. Y con “amplia aceptación de los inversores”, según recalca el balance de la sociedad rectora de las bolsas españolas.
Todas estas cifras confirman una advertencia que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) lanzó en junio del año pasado. Cuando nada hacía prever que una pandemia procedente de China golpearía con fuerza la economía global, el supervisor ya recogía en su Informe Anual del ejercicio 2018 la posibilidad de un drástico regreso de las cotizadas al scrip dividend.
Profecía cumplida
El documento publicado hace año y medio por el supervisor de la bolsa española señalaba que “ante un escenario de menores perspectivas de crecimiento, es posible que las compañías estén optando por reducir de nuevo la remuneración en efectivo”. Una decisión que, según aventuraba entonces, se compensaría con “el pago en acciones con el objetivo de retener en el balance mayores recursos financieros de cara al futuro”.
Por aquel entonces, el grueso de las grandes casas de análisis a escala mundial apuntaban a una probable recesión por agotamiento del ciclo económico. Al final, la Covid-19 ha dado lugar a la contracción económica más profunda y rápida de la historia reciente. Y las previsiones que ahora manejan esas mismas firmas de análisis atrasan la recuperación completa incluso hasta el ejercicio 2023, como es precisamente el caso de España.
De momento, este mayor recurso al pago en acciones -cuyo efecto dilutivo se ha procurado compensar en muchos casos mediante programas de recompra de acciones propias- ha salvado una de las señas de identidad de la bolsa española. Como anunció el consejero delegado de BME, Javier Hernani, este miércoles, el parqué nacional ha conseguido revalidar como líder global en rentabilidad por dividendo.
No obstante, las restricciones al pago de dividendos en la banca y la prudencia extrema por la que han optado algunas compañías para asegurar liquidez y reservas ha rebajado este umbral de rentabilidad al 3,5%. Este porcentaje, aunque líder mundial, supone su primer descenso del umbral del 4% en los últimos 13 años.
¿Cambio de tendencia?
En cualquier caso, la cuestión más acuciante para el accionista es si se trata de un efecto puntual de la crisis del coronavirus o esta situación ha sido el detonante de un cambio de tendencia en la bolsa española. Y aquí la CNMV también tenía su propio pronóstico en junio del año pasado.
En su informe advertía de que esto “podría suponer un cambio de tendencia en la política de dividendos seguida por algunas compañías en los últimos años”. Con las fuertes restricciones impuestas por el Banco Central Europeo (BCE) para el año que viene al sector financiero, uno de los más generosos con sus accionistas, sienta un precedente de difícil digestión para los inversores de perfil más rentista.