El supervisor británico alerta a los ciudadanos de posibles pérdidas abultadas si invierten en bitcoins
El bitcoin sigue despertando el nerviosismo entre las autoridades financieras del mundo. El supervisor británico ha dado la voz de alarma sobre los riesgos que puede entrañar para los ciudadanos el invertir en los productos referenciados a la moneda digital que acaban de ver la luz en Reino Unido.
La advertencia ha llegado por boca de Chris Woolard, director ejecutivo de estrategia y competencia de la Autoridad de Conducta Financiera (FCA). En su opinión, considera que la inversión en bitcoins o productos referenciados a la criptodivisa entraña riesgos de los que no se está informando bien a los ciudadanos, que cada vez toman posiciones en este oro digital con más asiduidad y potencia.
Aunque el alto cargo del supervisor británico reconoció que la negociación en torno al bitcoin es cada vez mayor, ¿eso no quiere decir que no veamos riesgos¿, según declaraciones recogidas por agencias internacionales. En particular, Woolard ha apuntado hacia la posibilidad de que los pequeños inversores pierdan abultadas sumas de dinero debido a la fuerte volatilidad del bitcoin, que este mismo mes ha pasado de apuntarse nuevos máximos históricos por encima de los 3.000 dólares, hasta sufrir su peor semana en dos años y medio.
Los gestores británicos no pasan por alto que este aviso a navegantes llega justo cuando la firma gestora local Hargreaves Lansdown ha lanzado dos productos derivados cotizados que replican el comportamiento de esta moneda digital. Estos facilitan el acceso de los inversores de perfil más modesto a la inversión en esta divisa generada por encriptación informática y que escapa del control de supervisión y emisión de ninguna autoridad pública.
El alto cargo señaló que hoy por hoy ¿la pregunta es cómo equilibrar sin matar al sector¿. En este sentido, cabe recordar que la tenencia y el comercio con bitcoins no está prohibido en ningún país europeo, como sí ocurre en otras naciones, donde estas prácticas están sancionadas por los vínculos que muchos estudiosos establecen entre la moneda y operaciones de fraude, lavado de dinero y delincuencia digital.