El debilitamiento de la lira y el aumento de la inflación -el 11,9 % interanual en octubre, el nivel más alto en nueve años- están presionando al Banco Central turco a elevar los tipos de interés, aunque el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, ha criticado esa posibilidad.
El presidente sostuvo la semana pasada que el banco emisor estaba "equivocado" al querer combatir la inflación con altos tipos de interés y abogó, por el contrario, por bajarlos.
"Dicen que el Banco Central debe ser independiente y nos dicen que no debemos intervenir. Hemos llegado a este punto por no hacerlo", advirtió Erdogan.
Algunos analistas apuntan que la interferencia política en las decisiones monetarias y la desaceleración económica están impulsando la pérdida de valor de la moneda turca.
Además, los mercados están pendientes del juicio que se celebrará a finales de noviembre en Nueva York (EEUU) a Reza Zarrab, un empresario de nacionalidad turca e iraní que supuestamente habría ayudado a Irán a evadir las sanciones económicas de Washington y habría sobornado a banqueros y altos funcionarios en Turquía.
Parte de esas operaciones se hicieron, supuestamente, gracias al banco estatal turco HalkBank y algunos analistas temen que las revelaciones de ese juicio pueden afectar a la clase política y la economía turca.
La revista económica turca Paraanaliz ha señalado que el caso Zarrab genera desconfianza en los inversores financieros y sólo en la segunda semana de noviembre retiraron de la economía turca 1.000 millones de dólares.