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A través de un comunicado, la operadora explicó que utilizará sus propios activos para devolver a los clientes afectados el equivalente en yenes de su inversión en la criptodivisa desaparecida.

Coincheck, unas de las principales plataformas de intercambio de criptomonedas de Japón y Asia, anunció la desaparición el viernes de su sistema de 58.000 millones de yenes (430 millones de euros/534 millones de dólares) en NEM por un supuesto pirateo, después de haber detectado horas antes un acceso no autorizado a su sistema.

La casa de cambio decidió suspender su cotización y operaciones, lo que afectó a la retirada, venta y emisión de NEM, así como de otras divisas virtuales y yenes.

Coincheck explicó hoy en un comunicado que los afectados recibirán 88.549 yenes por cada una de las 523 millones de unidades de NEM que fueron supuestamente robadas, lo que equivale a un cálculo de su cambio entre el momento en que se suspendió la cotización el pasado viernes y a última hora del sábado.

La operadora, en activo en Tokio desde 2012, aseguró además que se compromete a reiniciar los servicios, suspendidos desde el viernes y a poner en marcha una investigación de las causas así como el fortalecimiento del sistema de seguridad.

Según el portal especializado CoinMarketCap, la capitalización total de las divisas virtuales cayó alrededor del 10 por ciento el viernes, cuando se hizo público el supuesto robo, mientras que el valor de NEM se desplomó un 20 por ciento.

Japón se ha situado a la vanguardia a la hora de aceptar las criptodivisas (forma de pago que tiene en la codificación de datos el respaldo de su valor) al reconocerlas como forma de pago y establecer requisitos legales para todas las casas de cambio allí establecidas, lo que ha disparado su valor.

El caso llega después de que el país asiático fuera escenario en 2014 del escándalo de Mt.Gox, en su día la mayor casa de cambio de la criptomoneda, que quebró tras la desaparición de cientos de millones de dólares en bitcoines por una supuesta malversación cometida por su propietario, Mark Karpeles.