La guerra continua, pero cambia el campo de batalla. El pulso que mantienen desde hace meses EEUU y China en el terreno de los aranceles comerciales ha dado el temido salto al mercado de divisas. Pekín ha accionado uno de los ‘botones rojos’ a su alcance y parece dispuesto a consentir la caída del yuan como contragolpe frente a Washington. La pregunta es hasta dónde está dispuesto a llegar.
Uno de los grandes temores de Donald Trump y toda la administración estadounidense se ha hecho realidad. China mantiene intacta su abultada cartera de bonos soberanos estadounidenses, pero ha optado por jugar sus cartas en el terreno de las divisas. El yuan ha alcanzado un cambio que ya sobrepasa las siete unidades por dólar, una cota insólita desde antes de que estallase la última crisis financiera.
En otras palabras, Pekín había venido haciendo y deshaciendo todo lo necesario para evitar que su moneda traspasara la marca de los siete yuanes por dólar. Ahora, el hecho de que haya permitido su ruptura ha puesto sobre aviso a todo el mercado. Y es que, de momento, los analistas consideran que se trata de solo eso: una advertencia, sin ánimo de pasar a mayores siempre y cuando Washington también contenga sus incrementos arancelarios.
"Es poco probable un acuerdo comercial en el corto plazo después de la decisión del Banco Popular de China"
Cuando, hace exactamente un año, Trump desenterró el hacha de la guerra comercial con la primera subida de aranceles a productos chinos, el yuan cotizaba a 6,65 unidades por dólar. Desde entonces, se ha depreciado un 7% en su cambio contra el ‘billete verde’. Ha caído hasta las 7,05 unidades que se han marcado en los cruces más bajistas de la sesión de este lunes, apenas cuatro días después de que el mandatario estadounidense haya vuelto a anunciar más peajes de frontera para el ‘made in China’.
No obstante, la escalada no ha sido progresiva a lo largo de este periodo, sino que se ha acelerado en los últimos días. Desde el pasado jueves en el que Trump anunció esta última batería de medidas proteccionistas, la depreciación del yuan ha sido del 2,5%, un porcentaje que a inversores y analistas se les antoja demasiado acelerado para lo que suele ser habitual en el cruce entre ambas monedas. Una situación que es la que ha llevado a Trump a acusar sin paños calientes a China de “manipulación de divisas”.
MÁS ALLÁ DEL CONTRO DE PEKÍN
El nerviosismo de los inversores ante esta intervención encubierta de Pekín en el mercado de divisas ha quedado patente en la cotización que ha alcanzado el yuan fuera de China. El conocido como yuan ‘offshore’ ha alcanzado los 7,11 dólares, una cota un 6,7% superior a la que marcaba hace ahora un año. De nuevo se trata, además, de máximos de la última década para estas divisas.
Varios analistas señalan que también hay motivos de fondo para sostener la fortaleza del dólar a pesar de los últimos movimientos de la Fed. En este sentido, apuntan a la reciente creación de 164.000 nuevos puestos de trabajo y el incremento de los salarios a un ritmo del 3,2% que “reafirman la salud del mercado laboral norteamericano”. Desde Bank of America ya apuntaban que esta solidez macroeconómica había impulsado a Trump a “cruzar el Rubicón” al aplicar aranceles por primera vez a productos chinos de gran consumo.
La excesiva caída del yuan perjudicaría el objetivo de Pekín de conseguir una mayor apertura de su mercado de bonos y un mayor peso del consumo doméstico en su economía
El gestor Nick Wall, de Merian Global Investors, señala que, después de la decisión de Washington, la opción que ha tomado el Banco Popular de China hace pensar que “es poco probable un acuerdo comercial en el corto plazo”. No obstante, el grueso de los analistas se decanta por que el banco central del país asiático use de una mayor cautela en sus próximos movimientos. Es así que ya ha informado de que trabajará para “mantener al yuan en niveles estables”.
NEGATIVO A LARGO PLAZO
Desde IG, el analista Aitor Méndez señala que el principal foco de las dudas del mercado está en la advertencia que la institución ha lanzado a varias compañías del país para que contraten productos financieros de cobertura “que limiten el riesgo del cambio de divisas”. El analista Bart Hordijk, de Monex Europe, señala que extender la debilidad del yuan mucho más allá de los niveles actuales sería negativo y por partida triple.
Así, Hordijk señala hacia una posible fuga de capitales al estilo de las sufridas en los años 2015 y 2016 en el Gigante Asiático, los problemas que se encontraría Pekín en su objetivo de abrir el mercado de bonos chinos a los inversores internacionales y también para ir adaptando su economía nacional hacia un modelo más dependiente del consumo doméstico que de las exportaciones internacionales.
El análisis del experto coincide con la advertencia que ya lanzaba Trump este lunes a las autoridades chinas: la medida puede ser contraproducente para el país a la larga. La clave vuelve a estar en Washington, pues desde Bank of America consideran que el futuro más inmediato del yuan dependerá en gran medida de que Trump se plante en su subida de aranceles o de que, como ya ha ocurrido en otros muchos sectores, estos terminen establecidos en el 25% del valor de los bienes de consumo a los que, de momento, se ha propuesto gravar en un 10% a partir del próximo mes de septiembre.