Después de más de una década de incertidumbre financiera, la suerte de Europa y del euro podría estar a punto de cambiar, gracias en gran parte al plan Next Generation de la Unión Europea (UE).
Los últimos dos años han traído aún más confusión e incertidumbre a la UE. Tras la crisis financiera de 2007-2008, se produjeron una serie de crisis en torno a las finanzas públicas de algunos países del sur de Europa. Posteriormente el 'brexit' supuso un nuevo golpe a la confianza, y después llegó la pandemia de la Covid-19.
La respuesta inicial de la UE generó un desacuerdo sobre cuánto apoyo proporcionar a los países más afectados, exacerbando las preocupaciones. El plan Next Generation, consistente en un programa de iniciativas de estímulo económico que incluye un Fondo de Recuperación de la Pandemia de 750.000 millones de euros, marca un paso significativo. Se financiará con nuevas emisiones de bonos de la UE y proporcionará transferencias directas no reembolsables.
La UE ya había emitidos bonos comunitarios antes, pero no a tal escala. Tal vez lo más importante es que permitirá transferencias directas o subvenciones a los Estados miembros, que no tienen que ser reembolsadas, así como préstamos.
Unos 390.000 millones de euros se destinarán a subvenciones a los países, que se asignarán en función de la gravedad del impacto de la Covid-19, y 360.000 millones de euros se emitirán en forma de préstamos. Se trata de una evolución política muy positiva. Afirma una voluntad unificada y colectiva de fortalecer la UE, que a menudo se ha puesto en tela de juicio, y debería impulsar la confianza en la región.
La preeminencia del dólar como 'moneda reserva' podría empezar a desvanecerse por varias razones y el euro podría beneficiarse
Es igualmente alentador desde el punto de vista económico. El hecho de que se centre en la inversión para efectuar una transición hacia una economía ecológica y más digital tiene el potencial de crear millones de puestos de trabajo. Esto también representa un paso decididamente progresista de los líderes de la UE con el objetivo de reequilibrar la economía, alejándola de su dependencia de la fabricación y las exportaciones.
Pero, ¿por qué esto es bueno para el euro? Entre otras cosas, consideramos que tiene consecuencias a largo plazo para el mercado mundial de divisas, ya que el euro ganará fuerza y protagonismo a medida que se debilite el dólar estadounidense.
La preeminencia del dólar como 'moneda de reserva' podría empezar a desvanecerse por varias razones. El euro podría beneficiarse del enfoque proactivo de las autoridades europeas para estimular la actividad económica, especialmente si a EEUU le cuesta aplicar el estímulo económico.
Si el aumento de la confianza en la UE continuase, reforzaría la posición de los activos denominados en euros como activos de bajo riesgo o 'refugio'. Precisamente el dominio histórico del dólar se ha debido en parte a su condición de 'refugio'.
Cuando los inversores no estadounidenses recurren al refugio de los bonos soberanos de EEUU o, como muchos han hecho en los últimos años, invierten dinero en acciones tecnológicas de EEUU, como Amazon, necesitan dólares estadounidenses para hacerlo. Esto fortalece la moneda. Un mayor crecimiento en Europa, junto con una situación política más estable, debería tener efectos positivos similares para el euro con el tiempo.
En última instancia, los recientes acontecimientos son positivos. El Fondo de Recuperación de la UE está bien diseñado con una visión a largo plazo, en lugar de buscar un impulso cíclico a corto plazo, y podría ser un modelo a seguir por otras autoridades.
También puede ser indicativo de un cambio más profundo, por el que la importancia de la política monetaria disminuye y la política fiscal adquiere más relevancia a medida que los responsables políticos tratan de impulsar el crecimiento.
Europa se está moviendo en la dirección correcta en cuanto al impulso a largo plazo del crecimiento
Seguimos siendo constructivos en cuanto a las perspectivas para Europa, impulsados por el Fondo Europeo de Recuperación y creemos que el mercado sigue siendo escéptico en cuanto al potencial a largo plazo de mejoras estructurales para el crecimiento. Creemos que es un programa bien diseñado que se dirigirá específicamente a las áreas con altos multiplicadores de crecimiento.
La aplicación será una variable clave, pero Europa se está moviendo en la dirección correcta en cuanto al impulso a largo plazo del crecimiento. Esto debería ayudar a reducir la dependencia de medidas extraordinarias de política monetaria.
***James Molony es redactor de inversiones de Schroders