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La debilidad del euro supone un nuevo problema para la economía de la eurozona en general y para la española en particular. La paridad que ha alcanzado la divisa europea con el dólar agravará la escalada inflacionista en el que se encuentra el bloque y, especialmente, España.

La principal consecuencia de la pérdida de fortaleza del euro frente al dólar, pero también frente a otras divisas, es el encarecimiento de productos procedentes de países que no forman parte de la unión monetaria.

Entre ellos se encuentran las materias primas. El repunte de sus precios es el epicentro de la escalada de la inflación. "Un dólar más fuerte añade una presión adicional a la inflación, ya que los países de la eurozona compran el petróleo y otras materias primas en dólares", explican los expertos de Ebury.

Inflación

La inflación marcó en junio un nuevo máximo histórico en la eurozona al alcanzar el 8,6% en tasa interanual. El incremento se debió al aumento desbocado de la factura energética y de los alimentos, que se contagia de forma creciente al resto de productos y servicios.

En el caso de España, la situación es aún peor. En el mismo mes, el Índice de Precios al Consumo (IPC) alcanzó el 10,2% también en tasa interanual. La escalada de los precios en nuestro país es muy superior a la de Francia, donde la tasa se incrementó al 5,8%. Por el contrario, la inflación se redujo tres décimas en Alemania, hasta el 7,6%.

"Cuando cae el euro estamos importando inflación porque pagamos más caro todo lo que compramos fuera", destaca Víctor Alvargonzález, socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.

Por lo tanto, "la caída del euro es inflacionista", resalta el mismo experto, quien hace hincapié en que "el mayor problema" que tiene España es la inflación. Tanto es así, que la subida de los precios "está descolocando todas las predicciones o presupuestos del Gobierno".

Petróleo

La pérdida de valor de la moneda de la eurozona limita el impacto positivo que sobre la inflación podría tener el descenso que los precios del petróleo están registrando en las últimas sesiones. En solo dos jornadas el crudo Brent, de referencia en Europa, ha cedido casi un 12% de su valor. La caída del euro ha sido del 1,5% en el mismo plazo.

Como consecuencia, el euro ha marcado mínimos de diciembre de 2002, al cambiarse por menos de 1,02 dólares. Si el tipo de cambio se estabiliza en estos niveles, advierte Joaquín Robles, analista de XTB, empresas estadounidenses relacionadas con el crudo "podrían optar por incrementar los precios para recibir la misma cantidad de dólares que los últimos años, cuando el tipo de cambio estaba en unos niveles más altos".

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Los consumidores, por tanto, también se verán afectados por la caída del euro. El encarecimiento de la energía y los alimentos seguirá reduciendo su poder adquisitivo. Aquellos españoles que viajen fuera de la eurozona verán aún más reducida su capacidad de compra. Obtendrán menos divisas por sus euros.

Pero el repunte del dólar tiene una parte positiva para la economía de la eurozona. Provoca que las exportaciones europeas se abaraten, haciéndolas más atractivas. Sin embargo, esta vertiente no es suficiente para compensar una mayor escalada de la inflación.

"El abaratamiento de los productos hace que las exportaciones, entre las que se incluye el turismo, mejoren y el entorno empresarial sea más favorable, lo que puede generar más empleo como efecto de doble ronda", apuntan los analistas de Ebury.

De manera contraria a lo que sucede con los residentes en la eurozona, la debilidad del euro incrementa el atractivo de la región como destino turístico. Una cuestión especialmente beneficiosa para la economía española. Antes de la pandemia, el turismo representaba más del 10% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional.

Debilidad

Según recogen los expertos de Monex Europe, en comparación con el año pasado el euro solo es más fuerte frente a un puñado de monedas. Se trata de la libra, el rand sudafricano, el zloty polaco, la corona sueca, el peso chileno, el forint húngaro y la lira turca.

Esa debilidad está siendo positiva para las empresas españolas con negocio en el exterior. Aquellas presentes en EEUU se verán beneficiadas por el tipo de cambio en el momento de presentar sus cuentas y también a la hora de valorar sus activos. 

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También aquellas que tengan negocios en Latinoamérica. La caída del euro frente al dólar en el acumulado del año se ha acercado al 10%. La depreciación de la moneda única frente al real brasileño es aún mayor. Ha superado el 12,5%.

Precisamente la exposición grandes compañías españolas -como Santander, Telefónica o Iberdrola- tienen a estas regiones ha servido para queel comportamiento del Ibex 35 en 2022, aunque negativo, esté siendo mejor que el de otros grandes índices europeos.