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El agua cotiza en bolsa desde este lunes. La base fundamental de la vida y uno de los recursos más escasos del planeta acaba de convertirse en producto cotizado más. De momento, los futuros sobre esta preciada materia prima movilizan inversiones anecdóticas, pero si su uso se va popularizando podrían terminar influyendo hasta en el importe de la factura doméstica.

Los nuevos futuros sobre el agua son el último producto en catálogo del Chicago Mercantil Exchange (CME), el mayor mercado mundial de derivados. El objetivo de la bolsa chicagüense es dotar a agricultores, ganaderos y grandes consumidores de agua -como las industrias papelera y metalúrgica, según datos de la Fundación Aquae- de un precio de referencia asegurado a futuro sobre el que poder trabajar en sus balances y planes de negocio.

En este sentido, a diferencia de otros futuros como los del barril de petróleo, que son de entrega física a vencimiento, estos derivados son sobre derechos de consumo de agua, no directamente sobre el líquido elemento. En concreto, los futuros que han visto la luz este lunes en CME son sobre derechos de consumo por acre pie, unos 1.233 metros cúbicos al cambio a las unidades que se acostumbran a usar a este lado del Atlántico.

Garantías y riesgos

Este hecho diferencial, que es compartido con otros muchos derivados agrícolas y ganaderos, como los derivados sobre el precio de muchos granos de cereal, frutas o distintos tipos de carne, tiene una doble lectura. De una parte, no se ha creado un mercado sobre el precio oficial del agua que secuestre esta cuestión del manejo de las administraciones públicas que tienen la potestad sobre su administración.

No obstante, al tratarse de derivados cotizados en un mercado regulado se abre la puerta a que individuos o sociedades sin interés real en asegurarse derechos de uso del agua para su actividad empiecen a usar estos títulos como inversión. Incluso con fines especulativos. Una circunstancia que se vuelve de especial relevancia si se tiene en cuenta que la creciente escasez de este recurso va acompañada de una demanda cada vez mayor en todo el planeta.

Una presa artificial de agua.

En tiempos de lucha contra el cambio climático, en pleno quinto aniversario del Acuerdo de París y pendientes de la ‘transición verde’ que el demócrata Joe Biden ha prometido para la Casa Blanca, el estreno de estos futuros no podía ser más oportuno. Sin embargo, no se trata de una cuestión oportunista surgida de la noche a la mañana.

El proyecto llevaba tiempo dando tumbos por los despachos de los gestores de CME, con lo que simplemente su definitiva puesta en marcha se ha acelerado con la irrupción de la pandemia de la Covid-19. En este punto, conviene señalar que lo que estos futuros replican realmente es un índice que ya fue creado en 2018 y que aglutina los precios de derechos de consumo de agua -fundamentalmente de regadío- que manejan distintas comunidades en California.

Índice local

Se trata del índice Nasdaq Veles California Water Index (NQH2O), que por estar diseñado por la plataforma Nasdaq sí que formaba parte del universo de Wall Street desde su nacimiento. No obstante, su uso por parte del mercado de futuros de Chicago ha sido lo que ha puesto en el radar de muchos inversores a un indicador que hasta ahora había pasado casi desapercibido.

Este viernes, su último cruce señalaba un precio de 489,11 dólares por acre pie, más del doble de lo que marcaba al empezar el año, cuando su gráfica apenas rebasaba la marca de los 230 dólares. Un vertiginoso ascenso que refleja la fuerte merma de reservas hídricas que ha sufrido California este año, marcado no solo por los confinamientos y los cierres sectoriales, sino también por la escasez de lluvias y la abundancia de incendios.

Aquí queda en evidencia el marcado carácter local que, de momento, tiene la iniciativa. Y, por tanto, su todavía escaso potencial impacto sobre el devenir del precio del agua a escala global. Sin embargo, los analistas de mercados se muestran bastante convencidos de que si estos futuros van adquiriendo popularidad, movilizando inversiones cada vez más abultadas y atrayendo la atención de inversores más allá de EEUU, estos títulos revisarán su cesta de derechos subyacentes para que sea cada vez más amplia con el objetivo de hacerlos más globales.

Alcance global

Solo en este caso, para el que los expertos presagian un largo camino si es que llega a recorrerse, su influencia sobre el mercado global podría comenzar a ser relevante. Hasta entonces, advierten, lo único probable es que otros contratos de cesión de derechos negociados de manera informal entre grandes consumidores de agua comiencen a tomar como referencia no explícita los precios que se manejen en Chicago.

Eso sí, ajustando precios a las diferencias de cada región frente a la situación hídrica de Califronia.

El gran impedimiento en este punto, según señalan los analistas del sector, está en las dificultades para establecer precios uniformes a una materia prima escasa en todo el mundo pero muy desigualmente repartida, incluso dentro de un mismo país o región.

También en que, a diferencia de otras materias primas, el transporte, almacenamiento y conservación del agua se vuelve hartamente complicado fuera de una misma cuenca hidrográfica, incluso entre distintas comunidades de consumidores de una misma red de distribución.

Otras vías de inversión

Lo que se da por descontado entre los gestores de inversión es en que podría suscitar el interés de muchos grandes inversores en un momento en el que los activos tradicionales aportan rendimientos difícilmente predecibles. Además, la inversión en agua ya llevaba tiempo despertando el apetito de muchos, si bien hasta ahora se fundamentaba en compañías con negocios basados en el elemento, no directamente sobre su precio.

El gestor especializado Simon Gottelier, de la firma Thematics AM del grupo Natixis, señala que “el agua está absolutamente en todas partes de nuestras vidas, incluida la actividad de todas nuestras industrias. Por eso, no es posible un crecimiento económico sin ella”. Asimismo, destaca que “el abanico de oportunidades de inversión para la temática del agua es muy amplio dada la gran cantidad de modelos comerciales no correlacionados, cíclicos y defensivos que funcionan de manera muy diferente” pero con ella como base.

Este es el fundamento de la mayoría de productos de inversión sobre agua existentes hasta la fecha, la mayoría fondos cotizados (ETF) que replican índices sectoriales de empresas cotizadas. Estos llevan tiempo conviviendo con otros derivados que, a diferencia de los estrenados esta semana, tienen una función más enfocada hacia el aseguramiento del sector primario, pues ponen el foco en las precipitaciones y no en el agua consumible.

Así, desde 2011 la sociedad gestora de las bolsas españolas, BME, ofrece un índice de cobertura sobre precipitaciones dentro de su solución BME Clima.

Este indicador marca actualmente 6,75 puntos, lo que supone un incremento del 42,71% en lo que va de un año en el que los episodios de lluvias torrenciales han causado inundaciones y destrozos en buena parte del territorio nacional. Y sin contribuir especialmente a la recuperación de reservas hídricas de un país que, por cierto, goza de un clima bastante similar al de California.

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