Las materias primas reaparecen en escena. Cuando la economía se para, su demanda también frena en seco, pero cuando la recuperación comienza a dar síntomas de consolidarse, se convierten en apuesta preferente de las manos fuertes del mercado. El estallido de la inflación en EEUU ha acelerado la hora de las invitaciones a la toma de posiciones.
Esta es la afirmación que en los últimos días se repite en un informe tras otro sobre estrategias de inversión. Un interés que ha ido aumentando conforme lo han hecho las cotizaciones de muchas de estas materias primas. Un auge que, según Chris Iggo, director de inversiones de Axa Investment Managers, “es coherente con la reflación y un período de crecimiento por encima de la tendencia”.
La aceleración del crecimiento económico que ya empiezan a imprimir los planes de recuperación y estímulo ha provocado un incremento de la demanda de materias primas muy superior al que la actual oferta es capaz de asumir a pesar del “esfuerzo de las empresas de todo el planeta por reconstruir la producción y los inventarios”, según subraya Iggo.
No solo cobertura
Una circunstancia típicamente asociada con las fases de recuperación después de una recesión que en este caso parece alcanzar una mayor virulencia, como también ocurrió en el frenazo asociado al estallido de la pandemia. Así parece demostrarlo el hecho de que EEUU acabe de dar cuenta de una inesperada tasa de inflación del 4,2% que supone su lectura más elevada en 13 años y su mayor estallido en un mes desde 1982.
En opinión de Peter van der Welle, estratega de Robeco, estos son los factores que hacen que esta sea “la hora de las materias primas”. Una revisión histórica de los movimientos del mercado le permite señalar que “la búsqueda de coberturas frente a la inflación ha provocado aportes de capital para materias primas”, algo que a su modo de ver resulta acertado, ya que las commodities “generalmente son coberturas bastante precisas”.
Después de afirmar que “los riesgos para esta clase de activos están sesgados al alza”, insiste en que “mientras que los precios de la renta variable corren un mayor riesgo de agotamiento en la segunda etapa de la reflación, los precios de las materias primas deben equilibrar la oferta y la demanda actuales”. Una tarea pendiente que augura más recorrido alcista para sus gráficas.
Estas perspectivas animadas por una inflación estadounidense “significativamente más alta de lo previsto en todos los ámbitos” son las que llevan a Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, a anticipar una “aceleración de la rotación de los inversores, que se alejarán del sector tecnológico de alto rendimiento y se dirigirán hacia los productos cíclicos y de valor, como las materias primas”. Algo de lo que han dado ya cuenta la más reciente evolución de los índices bursátiles y la Encuesta Global de Gestores de BofA.
Los metales, en el foco
Dentro de este mismo tono de discurso, Igor Kuchma, analista de Trading View, tiene claro que si hay una clase de activos candidata a la remontada “tanto ante la subida de la inflación, como ante la recuperación económica”, esa es la de las materias primas. Aunque, de momento, la recuperación de la demanda está lejos de alcanzar un ritmo equivalente al de antes de la pandemia, el experto destaca que ya se ha dejado notar con fuerza en commodities tan dispares como la madera aserrada y metales industriales como el cobre o el zinc.
El experto asegura que “las materias primas todavía tienen terreno por ganar”, aunque advierte a los inversores de la necesidad de entrar en estos activos con niveles bien definidos. “Hay que recordar que después de una subida explosiva, normalmente, llega una abrupta caída”, asegura en un momento en el que cada titular, dato y proyección macroeconómica tiene un impacto en los mercados mucho más significativo que en otros momentos.
Si durante los compases más duros de la epidemia de la Covid-19 y los confinamientos fueron las materias primas de alimentación las que más se encarecieron -como incluso certificó la ONU-, ahora las firmas de inversión apuntan hacia las de corte más industrial. Matthews Cherian y Shailesh Jaitly, analistas de Capital Group, no dudan en señalar que “los semiconductores podrían convertirse en el nuevo petróleo”.
Desde su punto de vista, “el desabastecimiento de semiconductores tiene una naturaleza más cíclica” que la vinculada a esta coyuntura de los primeros y acelerados pasos de la recuperación. Y, además, advierten de que “los semiconductores van a impulsar el crecimiento de la economía mundial durante los próximos diez años”, lo que da recorrido tanto a este producto básico como a los elementos necesarios para su composición.
Digitalización y descarbonización
Desde Bank of America, su equipo de análisis señala que la creciente demanda de algunas materias primas en esta ocasión no solo se fundamenta en la recuperación de la economía, sino en los nuevos componentes que esta vez estructuran los planes de reconstrucción, como la descarbonización. Un punto que favorecerá la presión de precios sobre el aluminio o la plata. Este último es, de hecho, la gran apuesta de Ned Naylor-Leyland, de Jupiter AM, por su implicación en el desarrollo de la energía fotovoltaica.
Como garantía de la ecuación “fuerte demanda y falta de oferta = precios más altos”, los expertos del banco estadounidense de inversión señalan que incluso aunque China se desacelere, la pujanza del resto de economías y su firme apuesta por una economía más verde será suficiente para mantener la tendencia, especialmente en las materias primas ya señaladas, que engloba en la categoría MIFT, siglas de “metales importantes para tecnologías futuras”.