Redoble de tambores de guerra en la frontera este de Europa. Rusia inició los bombardeos sobre Ucrania y los mercados recibieron el impacto con una fuerza aplastante. Las materias primas energéticas se colocaron entre los activos más señalados, con subidas de hasta el 63% para el gas natural y el petróleo por encima de los 100 dólares por barril.
La fuerte dependencia energética de Europa Occidental de las exportaciones rusas, que en su mayoría pasan por Ucrania en su camino hacia el oeste, fue la causante de esta escalada de cotizaciones. Tanto es así, que los precios alcanzados en algunos mercados de futuros amenazan con causar un serio problema para las cuentas de muchos estados, empresas y hogares, que tendrían que hacer frente a facturas mucho más elevadas de lo que estimaban.
La clara posibilidad de que los suministros procedentes de Rusia se corten o restrinjan, más el efecto de sanciones como el adiós al proyecto del gasoducto Nord Stream 2, llevaron al futuro del gas natural a dispararse con una fuerza pocas veces conocida. El encarecimiento fue de hasta un 63% en su referencia europea -que al cierre se suavizó al entorno del 35%- y más de un 6% en la estadounidense.
Por su parte el petróleo subió más de un 8% y el precio del Brent rebasó los 100 dólares por barril. Una cota ligeramente aliviada al cierre que supuso un precio un 66% más elevado de lo que el Gobierno español estimado en sus vigentes Presupuestos Generales del Estado. Y, además, máximos de los últimos ocho años.
Había que remontarse al año en el que Rusia procedió a la invasión y anexión de la región ucraniana de Crimea para ver al Brent cotizando por encima de los 100 'billetes verdes'. Y el efecto se extendió también al barril West Texas Intermediate (WTI), el de referencia en EEUU, donde entre subidas del 7% también se llegó a alcanzar esta cota en máximos intradía.
Oro: destino refugio
También se disparó el oro, activo refugio por excelencia en tiempos de incertidumbre. La onza del preciado metal se encareció hasta un 3% y se superaron los 1.975 dólares, una cota no vista desde agosto de 2020. Entonces, en pleno azote de la pandemia de la Covid-19, los inversores corrieron a por lingotes para refugiar su inversión.
El encarecimiento de esta escasa materia prima fue el más vertical desde enero de 2021. Y, además, se repitió en otros metales preciosos como la plata, con subidas del 4% que situaron la onza cerca de los 25,7 dólares. También repuntaron el platino (+3%) y el paladio rebasó los 2.700 dólares entre subidas del 10%. En todos los casos, la escalada se redujo tras el cierre de las bolsas europeas.
Impacto en agricultura
La situación se replicó también en las materias primas agrícolas, debido a que tanto Ucrania como Rusia son prominentes exportadores mundiales. El trigo, cuya producción global se concentra en cerca de una tercera parte en estos dos países, sumó subidas del 6%. Y este porcentaje se añadió a la escalada de precios que ya se venía arrastrando en las últimas semanas.
El temor a la escasez se percibió también en el maíz, con subidas de hasta el 7% en el mercado de futuros CME de Chicago. El repunte se repitió, aunque más moderado, en otros productos como la soja o la avena.
Caída en criptomonedas
Ajeno a esta tendencia, el bitcoin se hundió hasta los 34.400 dólares con retrocesos cercanos a un 10%, en consonancia con otros activos considerados más de riesgo. Una correlación clara sobre la que venían alertando últimamente varias instituciones financieras internacionales.
De este modo, a excepción de los episodios de remontada a contracorriente en pleno confinamiento de Europa, el que se presentó como 'oro digital' se desmarcó una vez más por completo del grupo de los considerados activos refugio. Lo mismo ocurrió con el ethereum, con caídas de más de doble dígito que llevaron su gráfica hacia la cota de los 2.300 dólares.