La victoria de Donald Trump ha sido un catalizador para el alza del precio del dinero. El bono del Tesoro a 10 años cotiza hoy mismo con un interés del 1,59%. Es decir, al Estado español le cuesta el 1,55% pedir dinero al mercado. Hace solo unos meses este tipo se situaba por debajo del 1%. Esto ocurre en los mercados de deuda.
Por su parte, responsables de la Reserva Federal estadounidense (FED) apuntan a una segura subida del precio del dinero para el muy cercano mes de diciembre. Las intenciones del nuevo presidente de gastar en infraestructuras implican pedir más dinero y lograrlo con mayores rentabilidades, máxime cuando las cifras de paro son ya muy buenas y la inflación empieza a repuntar. Esto ocurrirá en el mercado primario.
Los analistas coinciden en que vienen tiempos de subida de inflación. De hecho, los tipos negativos de algunas emisiones de deuda han desaparecido. Por ejemplo, en el seguro bono alemán que ahora mismo ofrece una rentabilidad (positiva) del 0,43% cuando se ha tirado buena parte del año en negativo. Lo mismo pasa en otras referencias como los bonos españoles a tres años que han pasado del signo menos a ofrecer una rentabilidad del 0,02%
¿Será esta la buena, donde se produzca un giro en los tipos de interés después de años donde el dinero no valía nada o simplemente había que pagar por depositarlo en un activo público o en el propio banco? Es difícil saberlo, pero en estos días todo apunta a que se acabó esta época de los tipos históricamente bajos.
Además, en el otro lado se encuentran unas ofertas sobre hipotecas fijas realmente interesantes y nunca vistas en España. Si al Estado español se le cobra el 1,55% a día de hoy a un plazo de 10 años, el Banco Santander ofrecía recientemente una hipoteca al 1,75% a un plazo de 15 años. Con esta diferencia de plazos sale mejor que le presten el dinero a un particular que al propio Estado.
Hay muchos más ejemplos interesantes como la hipoteca fija de Liberbank al 1,7% a un plazo de nada menos que 20 años. Santander aumenta el tipo para plazos de 20 y 30 años al 2,25% y al 2,30%, respectivamente. Si se mira pensando en los tipos negativos del Euribor no parece interesante pero con un tipo positivo del uno o del dos% más el diferencial está claro que, al menos, estas ofertas a tipo fijo merecen ser estudiadas con detenimiento.
Otros ejemplos son Bankia con tipo fijo del 2,20% para 10 años que se eleva al 2,75% para 30 años. BBVA ofrecer a un interés fijo del 1,70% para el plazo de amortización de 15 años, al plazo de 20 años el interés es del 2,00%, a 25 años aplica un 2,25% y a 30 se ofrece al 2,50%. Niveles en todos los casos muy bajos, tomando cualquier referencia histórica de hipotecas en España y también en el resto de Europa donde siempre han tenido una mayor moderación en el precio del dinero de acuerdo con unas inflaciones mucho más controladas.
TRASLADAR EL RIESGO
La gran ventaja del tipo fijo es la tranquilidad ya que se sabe en todo momento lo que se va a pagar sin ningún tipo de oscilación. En términos financieros, el riesgo de la hipoteca variable recae sobre el cliente, mientras que el tipo fijo recae sobre el banco que ha concedido el préstamo. Algo que, de por sí, muestra la ventaja de optar por esta segunda opción.
El mayor inconveniente de la hipoteca a tipo fijo es que se suele penalizar la amortización anticipada de parte o la totalidad de la hipoteca. Esto hay que tenerlo en cuenta, aunque por ley no puede superar el 2%. Aunque un 2% parezca muy alto, no lo es tanto ya que se abona solo sobre la cantidad rescatada en el momento de amortizar. Que nadie lo confunda con el tipo de interés que se paga durante la larguísima vida de un crédito hipotecario.
Pese a que los españoles siguen apostando masivamente por las hipotecas variables, beneficiados por este euribor en negativo, a lo largo de este año han empezado a mirar con mejores ojos las fijas. De hecho, en las firmadas a lo largo del año el 20% de las nuevas hipotecas se han constituido a tipo fijo. En Europa, las fijas son más habituales que las variables.