La transformación digital está en curso. Y aunque el sector bancario ha llegado más tarde que otros a este movimiento, las entidades empiezan a valorar lo urgente de adaptarse a un cliente que demanda nuevos servicios y nuevos productos. Cada uno lo hace a su estilo, a su ritmo. Dos ejemplos significativos en nuestro país son BBVA, que ha apostado por un modelo de transformación digital integral, y Santander, que ha preferido dividir en dos vías su camino: una a través de su banca tradicional, y otra mediante el reciente relanzamiento de Openbank, su banco 100% digital.
Sea cual sea la estrategia, lo evidente es que los avances digitales son urgentes. Y para demostrarlo, solo hay que echar un vistazo a las cajas desaparecidas, absorbidas por otras entidades e incluso Banco Popular, recientemente liquidado y comprado por el Santander al precio simbólico de un euro. ¿Ninguno de ellos tenía una base digital fuerte¿. Así lo aseguran desde el IEB, que acaba de publicar su segundo anuario de Banca Digital y Fintech, en el que una de las principales conclusiones es que aquellas entidades que no se transformen, acabarán desapareciendo.
En España, el potencial es enorme para ganar en un terreno que, pese a los avances, sigue muy lejos del desarrollo de otros países como Reino Unido, donde hay multitud de Fintech llamando a la puerta del regulador para obtener la licencia bancaria. Por el contrario, nuestro país tiene una penetración de la banca digital del 43%, según datos de Eurostat. Una cifra muy limitada si se compara con el 53% de la media o el 64% de Reino Unido. Y extraña, porque nuestro país cuenta con una enorme fortaleza teniendo en cuenta factores como la alta penetración del Smartphone, con un 71% de los individuos conectándose a Internet por esta vía.
Es cierto que el sector ha crecido a doble dígito en número de clientes y de productos digitales, según explica Antonio Herráiz Molina, uno de los autores del estudio. Pero la cifra no es suficiente. ¿La banca no ha sido capaz de monetizar ese crecimiento. Por eso debe aprender a atender al cliente y a vender de forma on line¿, insiste el experto.
En el mismo sentido se manifiesta Rodrigo García de la Cruz, otro de los codirectores del estudio, al explicar que competidores de las BigTech como Google, Facebook o Apple pueden arrebatar mucho terreno a la banca tradicional en este sentido, siendo capaces de, mediante la publicidad y el uso de sus enormes bases de datos, vender productos financieros a los clientes. ¿No creemos que vayan a meterse en aspectos más complejos, como las hipotecas. Pero casi cualquiera va a poder ofrecer servicios financieros, y sí pueden hacer mucho daño metiéndose en otro tipo de productos, como cuentas, transferencias o servicios de brokers¿. Algo que ya ha empezado a hacer Google con su aplicación de compra y venta de acciones Robinhood.
¿La banca debe saber moverse ofreciendo productos a un ritmo mucho más rápido que sus competidores¿, insisten los expertos. Para ellos, la rapidez de trabajo es clave en lograr sacar un rendimiento a la transformación digital. ¿Una start up maneja tiempos de 2 o 3 meses¿ para crear nuevos servicios a sus clientes u ofrecer algo similar a lo que ofrecen sus competidores. En la banca tradicional, ese tiempo era hasta muy poco de un año. ¿Hemos observado que los objetivos ahora se han reducido a espacios trimestrales¿, aseguran desde el IEB.
Según explican, para lograr monetizar la transformación digital, la banca debe seguir el modelo de las grandes compañías tecnológicas, que constantemente están adquiriendo start ups con innovadoras soluciones que ellos, por sí mismos, no pueden generar. ¿También deben incluir en los consejos de administración algunos perfiles no solo con background financiero, sino con conocimientos en innovación¿.