Información facilitada por Selfbank
¿Si se hace algo más peligroso se merece un premio o recompensa mejor? Es algo que parece lógico. Cuando un niño ayuda en la casa a fregar los platos puede recibir una propina, pero si ayuda a cocinar y tiene que poner el horno, su recompensa debería ser mayor, ya que el peligro también lo es, se puede cortar con un cuchillo o quemar al meter la fuente.
Esta explicación tan sencilla se puede extrapolar para comprender el significado del término financiero Sharpe ratio. Un concepto que forma parte del proyecto educativo llevado a cabo por Self Bank junto a 25 gestoras de fondos, Pequeños Inversores, que busca desmitificar que las finanzas son complicadas.
A la hora de comprar un fondo de inversión hay que tener en cuenta la rentabilidad que se obtiene y el riesgo que se asume. Si invertimos en un fondo de inversión que entraña un cierto nivel de riesgo, se espera que la rentabilidad sea mayor que si se opta por un activo libre de riesgo como una Letra del Tesoro. En este caso, el ratio de Sharpe sirve para medir el exceso de rentabilidad que proporciona el fondo frente al activo libre de riesgo y ayuda a poner en relación los parámetros rentabilidad y riesgo.
El ratio de Sharpe se calcula restando a la rentabilidad del fondo la rentabilidad del activo libre de riego y dividiéndolo entre la volatilidad del fondo.
Cuando se efectúa este cálculo entre dos fondos, aquel que obtiene un Sharpe más alto denota una mejor gestión del binomio riesgo/rentabilidad. Por consiguiente, el Sharpe ratio es una herramienta muy útil para comparar fondos, aunque hay que tener en cuenta que estos deben ser siempre de la misma categoría.