La jubilación, en el plano personal y vital, es el paso desde la vida en activo, desde un trabajo y una rutina laboral, a un retiro en el que disponer del tiempo para dedicarlo a aquello que más nos apetece.

En el plano financiero, es el momento en el que los ingresos pasan de estar cubiertos por una nómina o unos rendimientos de un trabajo por cuenta propia a estar cubiertos por la pensión pública de jubilación. Y éste es un tránsito importante, dado que la pensión cubre solo un porcentaje de los ingresos que generábamos antes de retirarnos: para un salario medio, la tasa de sustitución actual de la pensión pública es en España de aproximadamente el 80%.

Esta es una de las tasas más generosas de entre los países de la OCDE, pero todas las previsiones apuntan a que, en unas pocas décadas, puede haber caído drásticamente hasta niveles inferiores al 50%.

Con el fin de mantener un nivel de vida adecuado en la jubilación y cubrir la brecha entre nivel de gastos deseado y nivel de ingresos provisto por la pensión pública, cada vez más personas deciden realizar una exhaustiva planificación financiera durante toda su vida laboral. Y la mayoría de los españoles, según se desprende de la IV encuesta BBVA sobre las pensiones y los hábitos de ahorro, optan por un plan de pensiones como vehículo para canalizar este ahorro. Flexibilidad, gestión profesionalizada e incentivos fiscales son algunas de las características que justifican su popularidad.

¿Qué hacer con el plan de pensiones al llegar a la jubilación?

Aunque contemplan otras contingencias que permiten su rescate, los planes de pensiones están fundamentalmente diseñados para generar un capital o unas rentas para la contingencia de jubilación. Pero no existe ninguna obligación de disponer del ahorro en planes de pensiones en el momento que acaece esta contingencia. De hecho, existen diversos argumentos para seguir manteniéndolos y disfrutando de sus ventajas:

- Alcanzada la jubilación, puedes seguir realizando aportaciones y beneficiándote de la desgravación fiscal derivada de las mismas. Solo debes tener en cuenta que, una vez iniciado el cobro, las aportaciones que realices no podrán ser percibidas por la contingencia de jubilación.

- Los derechos económicos que permanecen en el plan, es decir, el ahorro que no rescatas, siguen estando en activo, pues el plan sigue invertido en activos acordes a lo dispuesto en las especificaciones. Sí debes tener en cuenta que la jubilación es un periodo en el que no debes asumir riesgos, por lo que deberás estar posicionado en activos de perfil conservador. Puedes solicitar el traspaso de tu plan de pensiones a otro sin impacto fiscal alguno y sin coste.

- Algunas personas optan por no rescatar el plan de pensiones y legárselo a sus herederos o beneficiarios. En caso de fallecimiento, los planes de pensiones no tributan en el Impuesto de Sucesiones, sino en IRPF como rendimientos del trabajo, con la ventaja de que se puede diferir la tributación a un momento futuro elegido por el beneficiario, ya que no hay obligación alguna de rescatarlos tras el deceso del titular.

- En caso de querer disponer de ahorro durante la jubilación, recuerda siempre planificar qué productos ofrecen un tratamiento fiscal más adecuado a tus necesidades. Por ejemplo, si además de planes de pensiones, que tributan como rendimientos del trabajo, dispones de fondos de inversión, puede que te interese rescatar primero éstos últimos, que tributan como ganancias patrimoniales como diferencia entre valor de venta y valor de adquisición.

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