Recuerda que el riesgo es directamente proporcional a la rentabilidad: a mayor posibilidad de ganar dinero, mayor riesgo asociado. En este apartado vamos a contemplar el concepto de seguridad, o nivel de riesgo que asumimos de no recuperar los fondos prestados y los intereses correspondientes.
Debes tener claros los términos de seguridad y liquidez, ya que mientras la liquidez de un activo se refiere a la capacidad de conseguir el dinero invertido de forma inmediata y sin sufrir pérdidas, la seguridad atiende a su posible recuperación al final de la operación.
Cuando adquirimos un activo o producto financiero estamos dando a cambio un dinero a un tercero y, por tanto, asumimos el riesgo de que no nos lo pueda devolver cuando se cumpla el plazo acordado. Técnicamente, a esto se le denomina riesgo de crédito y vendrá determinado por la probabilidad de que el prestatario cumpla al vencimiento las condiciones pactadas o establecidas.
¿Cómo podemos saber si un activo o producto financiero es seguro? En primer lugar, es importante evaluar la solvencia de la persona, empresa o administración pública a la que prestamos nuestro dinero. En segundo lugar, ser conscientes de que esa solvencia puede variar con el tiempo que transcurre desde que adquirimos el activo hasta su vencimiento. Cuanto más largo sea ese periodo mayor será la incertidumbre y, en consecuencia, más elevado el riesgo de crédito que asumimos.
Los depósitos, a la vista y a plazo, son activos financieros seguros ya que, en caso de quiebra de la entidad, están asegurados por el Fondo de Garantía de Depósitos hasta la cantidad de 100.000 euros por depositante. Por el contrario, la deuda privada a largo plazo o los títulos que son perpetuos y no tienen una fecha determinada de amortización, tienen un mayor nivel de riesgo de crédito.
Y un consejo que siempre repetimos: diversificar, diversificar y diversificar. Poner todos los huevos en una misma cesta puede generar fuertes pérdidas si las cosas no resultan como esperamos.
Artículo en Popcoin Magazine