Dos son los factores clave para apuntar hacia la banca francesa: la contracción de estímulos por parte de los bancos centrales y la reforma laboral que el primer ministro del país vecino, Emmanuel Macron, está implementando. Luis Artero, director de inversiones de JP Morgan Banca Privada en España, señala que las medidas implementadas desde el Elíseo ¿podrían impulsar el crecimiento de los beneficios de las compañías francesas, que siguen deprimidos, tanto si se comparan con sus niveles anteriores a la crisis como al contrastarlos con los últimos resultados de las empresas alemanas¿, cuyos balances han impulsado al DAX de Fráncfort a máximos plurianuales frente a un CAC 40 parisino más rezagado.
Artero explica que ¿tras los excelentes resultados de este año, la región parece estar entrando en un periodo en el que resulta cada vez más importante la selección de activos¿. En este contexto, considera que ¿la mejora de las condiciones de la economía y de los mercados financieros europeos en los últimos dos años ha hecho aflorar oportunidades selectivas en el sector bancario europeo¿, y no pasa por alto que las entidades galas no han remontado con tanta fuerza como algunas de sus vecinas mientras que su peso en la Bolsa de París sí que ¿representa una porción sustancial del mercado¿.
El experto reconoce que, ante el actual escenario en renta variable, crece el número de inversores que no está dispuesto a asumir más posiciones en acciones. En este caso, aconseja apostar por bonos híbridos corporativos. Desde JP Morgan, defiende que una cartera ¿diversificada¿ de estos papeles de deuda ¿puede proporcionar exposición significativa a la recuperación y al crecimiento¿ de las economías centroeuropeas. Asimismo, subraya que frente a la rentabilidad que hoy por hoy ofrecen los `bonos basura¿, estos títulos permiten acceder a rendimientos atractivos en emisores de grado de inversión gracias a su carácter subordinado.
Más allá de las apuestas de corte más tradicional, Artero incluye en su cesta de favoritos algunas emisiones de renta fija denominada en liras turcas. Esto se debe a que considera que los mercados emergentes de Europa se están beneficiando de precios más estables en materias primas, aumento de volúmenes del comercio internacional y mejora del sentimiento inversor. En este caso, su estrategia se focaliza en papeles con ¿rentabilidades de dos dígitos con vencimientos cortos, de tan sólo dos años¿; en especial aquellos bonos emitidos por agencias supranacionales.
Por lo que se refiere al brusco desplome acumulado por la moneda turca, reconoce que ¿aunque no es nada seguro que la lira turca vaya a fortalecerse sustancialmente, sí parece que ha finalizado la reciente fase de rápida depreciación,¿ según recoge en su última actualización de perspectivas sobre los mercados europeos.