Por Paula Mercado, directora de Análisis VDOS
Según determina el National Bureau of Economic Research (NBER) la última recesión de EE.UU. terminó en junio de 2009. Si consideramos que la expansión más larga fue de 10 años, finalizando en Marzo de 2001 con el pinchazo de la burbuja tecnológica, parece que el margen hasta su finalización es ya bastante reducido.
Sin embargo, las fases expansivas no mueren por su avanzada edad. Su fin normalmente ocurre por causas bien conocidas, como un incremento excesivo de los tipos de interés por parte del banco central o la acumulación de un exceso de endeudamiento que lleve a los emisores, tanto corporativos como soberanos, a comenzar a entrar en impagos.
Considerando que los tipos de interés se sitúan globalmente cerca de los mínimos del ciclo, parece poco probable que una política económica más restrictiva en EE.UU. y Reino Unido vayan a provocar la próxima recesión. Por otra parte, aunque parece evidente que la expansión ha durado bastante, también es cierto que no se evidencian las señales habituales de fatiga.
Sea como sea, 2018 parece que va a ser el año en que se marque un cambio de tendencia en renta fija, hacia un mercado bajista que sería el primero desde los años 80. Una de las opciones para continuar obteniendo retornos positivos, frente a tal eventualidad, es la inversión en deuda emergente, pero siendo muy selectivos.
La inversión global en renta fija emergente sumó durante el pasado año 142.3013 millones de euros, aumentando considerablemente desde los 82.881 millones de 2016. Puede decirse que 2017 ha sido el mejor año para la inversión emergente desde 2014. En España, las entradas netas en fondos de inversión de gestoras nacionales de la categoría VDOS de Renta Fija Internacional Emergente fueron de 114 millones de euros, la quinta categoría del grupo de renta fija con mayores aportaciones netas durante 2017.
Sin embargo, por rentabilidad, la categoría no consiguió situarse en terreno positivo, retrocediendo un 1,30 por ciento. El comienzo de año parece haber supuesto un cambio de tendencia, avanzando un 1,01 por ciento hasta la fecha.
Puesto que es un grupo de fondos que invierten en mercados donde la inestabilidad política y las incertidumbres pueden resultar más pronunciadas, se ha hecho una selección de los fondos con mayor calificación, cinco estrellas de VDOS, que presenten la menor volatilidad en el último año.
De este ranking, LA FRANCAISE RENDEMENT EMERGENT 2023 obtenía el pasado año una rentabilidad de 4,89 por ciento, en su clase R en euros, con un dato de volatilidad de 1,75 por ciento, que lo sitúa entre los mejores de su categoría por este concepto, en el quintil cinco. Se propone como objetivo obtener una rentabilidad neta superior a la de las obligaciones emitidas por el Estado francés denominadas en EUR con vencimiento en 2023. La estrategia de inversión consiste en gestionar una cartera de obligaciones de vencimiento inferior o igual a 31/12/2023 de países emergentes situados en Asia, Latinoamérica, Europa Central y del Este, África y Oriente Medio, pudiendo asignarse a deuda pública hasta el 100 por ciento y a deuda privada de grandes empresas un máximo de 10 por ciento. Por país emisor, los mayores porcentajes en su cartera corresponden a Argentina (6,28%) Indonesia (5,90%) Macedonia (5,36%) Ghana (5,06%) y Ecuador (4,98%) mientras que por calificación crediticia, los pesos se distribuyen entre BBB (10,56%) BB (25,84%) B (49,82%) y CCC (4,23%).
La clase A2 de capitalización en euros de ABERDEEN GLOBAL - EMERGING MARKETS CORPORATE BOND terminaba 2017 con una revalorización de 7,16 por ciento, registrando a un año un dato de volatilidad de 1,88 por ciento, que lo posiciona asimismo en el quintil cinco por tal concepto. Referenciado al índice JPM Corporate EMBI Broad Diversified, su objetivo es lograr un rendimiento total a largo plazo invirtiendo como mínimo dos terceras partes de sus activos en emisiones de deuda de mercados emergentes. Las mayores posiciones en su cartera incluyen el fondo de la propia gestora, Aberdeen Liquidity (Lux) US Dollar Z-1 (6,22%) y las emisiones de la china Huarong Finance 2017 4.95% 07/11/47 EMTN USD (1,50%) la brasileña Petrobras Glob Fin 5.299% (1,34%) la compañía del Golfo Abu Dhabi Crude Oil Pipe 4.6% (1,06%) y el brasileño Banco Do Brasil S A Grand Cayman 4.625% (1,05%).
Un 11,17 por ciento es la rentabilidad obtenida el pasado año por CANDRIAM BONDS EMERGING MARKETS CLASSIQUE en su clase de capitalización con cobertura en euros. Invierte su cartera principalmente en títulos de deuda de emisores del sector privado, activos en mercados emergentes, o bien emitidos o garantizados por Estados emergentes, entidades de derecho público y emisores semipúblicos de esos mismos países. Como los anteriores, su reducido volatilidad de 2,25 por ciento en el último año lo posiciona entre los mejores de su categoría, en el quintil cinco. Entre las mayores posiciones en su cartera encontramos la emisión de la República Árabe de Egipto 8.5% (1,75%) de la República Federal de Brasil 10% (1,64%) de la República de Argentina 7,82% (1,47%) de Biz Fin 9.75% (1,26%) y de la Compañía Petrolera Estatal de Azerbaiyán 6,95% (1,25%).
Los fundamentales de los mercados emergentes continúan siendo sólidos y las valoraciones atractivas, por lo general. Pero los riesgos macroeconómicos y geopolíticos están creciendo y el entorno global se ha hecho menos previsible. Por otra parte, la subida de tipos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos puede alterar los mercados, si resulta ser más agresiva de lo esperado. También existe la posibilidad de una ralentización de la economía china, que podría presionar a la baja los precios de las materias primas.
Es por estas rezones que resulta esencial un enfoque táctico y muy selectivo para construir carteras de puedan generar retornos en el largo plazo.
La parte positiva es que las reformas aplicadas y la fortaleza de los fundamentales han reducido la vulnerabilidad de muchos países emergentes, tanto a conmociones externas como a repentinos flujos de salida de inversión. Han controlado la inflación, reducido el déficit por cuenta corriente y aplicado políticas económicas fiscalmente responsables. Todo ello debería actuar como un amortiguador para la deuda emergente, del que carecía hace unos años.