La Seguridad Social cerró el año 2017 con un déficit de casi 19.000 millones de euros, un récord histórico previo a un gran hito que podría incrementarlo de manera considerable: la jubilación de la generación del 'baby boom', una cohorte numerosa y que además causará pensiones superiores a la media actual al haber cotizado por bases elevadas durante periodos prolongados.
Los españoles se jubilarán a una edad ordinaria de 67 años, desde 2027, salvo aquellos con largas carreras de cotización (al menos 38 años y 6 meses), que podrán jubilarse sin penalización desde los 65 años.
Pero la realidad es otra. Según datos del INSS, la edad media de aquellos que causaron una pensión de jubilación en 2017 es de 64,1 años. La razón fundamental, la expulsión del mercado laboral de muchos trabajadores de forma prematura debido a la crisis reciente. Estos trabajadores optaron por anticipar la jubilación ante las dificultades de reinserción en el mercado laboral. Otros trabajadores también optan por jubilarse anticipadamente de forma voluntaria. Esta es una posibilidad que la ley permite a quienes han cotizado al menos 35 años y se encuentran en situación de alta o asimilada al alta en la Seguridad Social. Se puede anticipar la jubilación un máximo de dos años respecto a la edad ordinaria.
LOS PROS...
La jubilación anticipada permite el acceso a la prestación antes de la edad ordinaria. Esto es importante para trabajadores que se encuentran en desempleo y ya no pueden percibir más subsidios, pues les ofrece unos ingresos recurrentes y les permite acreditar la condición de jubilados a todos los efectos.
Desde un punto de vista vital, es obvio que la jubilación es el anhelo de muchos trabajadores. Actualmente, la esperanza de vida a los 65 años es elevada, y la calidad de vida que tiene una persona en esos intervalos de edad les permite llevar un estilo de vida activo. Se puede aprovechar para realizar muchas actividades que quedaron restringidas en la etapa laboral, como viajar o pasar tiempo con hijos y nietos.
...Y LOS CONTRAS
Salvo en determinados casos muy concretos, como quienes acrediten algunas discapacidades o hayan trabajado en sectores que se consideran tóxicos o insalubres, jubilarse anticipadamente tiene un coste: la cuantía de la pensión se ve reducida. En el mayor de los casos, hasta un 30%. Estas reducciones son, además, definitivas, dado que trata de compensar el hecho de que quien se jubila antes percibe la pensión, presumiblemente, durante más tiempo que quien lo hace a edad ordinaria.
La jubilación anticipada puede ser planificada. Hay personas que tienen claro que quieren retirarse a una determinada edad y con ese foco realizan una concienzuda planificación financiera durante toda su vida laboral. Con ello, lo que consiguen es generar un ahorro que les permita compensar la reducción de la pensión o incluso subsistir unos años sin trabajar y antes de jubilarse.
Por otro lado, la jubilación anticipada implica en ocasiones perder UN capital humano muy valioso. Con el mismo argumento de la longevidad, un trabajador de 61 o 63 años, por poner un ejemplo, es un activo muy interesante por sus conocimientos y su saber hacer. Personas en plenas facultades físicas y mentales con una esperanza de vida y una calidad de vida que perfectamente les permitiría seguir en activo. Al igual que hay trabajadores que tienen claro que desean jubilarse antes, existen muchos que no solo no desean jubilarse anticipadamente, sino que serían partidarios de prolongar su vida laboral, porque necesitan sentirse activos. Para ello, es importante contar con políticas de reinserción en el mercado laboral de trabajadores senior y con políticas que favorezcan la jubilación activa y la prolongación de la vida laboral.
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