El 50% de la población mundial vive en las áreas urbanas y para 2050 se prevé que será el 80%. El automóvil se vende como un símbolo de estatus, un estatus que hay que pagar no sólo con dinero, sino también con contaminación ambiental y sonora, con estrés y atascos. ¿Hasta qué punto será sostenible que cada uno de nosotros se permita ese lujo? ¿Hasta cuándo seguiremos viendo como algo normal que nos desplacemos utilizando un vehículo contaminante que pesa una tonelada y media y ocupa 6 m2 del espacio de todos?

Peatonalizar el centro de las ciudades

Desde los años 40, la planificación urbana se ha estructurado en torno al automóvil con el objetivo de mejorar la velocidad de los coches, imposibilitando la interacción entre las personas. Hemos pasado de jugar a la pelota en la calle y de pasear de forma despreocupada a apretujarnos en una acera estrecha, mientras cedemos el resto de la vía a los vehículos, ya sea en circulación o aparcados.

Copenhague

No obstante, en los últimos años las cosas están cambiando, cada vez son más las ciudades que optan por peatonalizar los espacios públicos y arrebatárselos al coche. Hemos tomado ejemplo de lo sucedido en Copenhague, Nueva York y sin necesidad de ir tan lejos, la ciudad de Pontevedra es un ejemplo de peatonalización en nuestro país. En donde aquellos espacios ocupados por los vehículos en los años 60 y 70 han vuelto a ser disfrutados por las personas.

Cuando se recupera un espacio público para la gente, ésta lo ocupa, se anima a salir de sus casas, usa y disfruta la calle e interactúa. Esto es algo demostrado por urbanistas a nivel mundial, pero no hace falta ser un experto para ver como la peatonalización además de ser algo natural y saludable, revitaliza el comercio y aumenta el valor y el interés de las ciudades.

Medios de transporte sostenibles

Las ciudades son cada vez más sostenibles y no sólo ha de cambiar el entorno urbano para que así sea; sino que la movilidad también lo está haciendo. En los últimos dos años hemos visto, sobre todo en las grandes ciudades de nuestro país, como se ha abierto el abanico de medios de transporte disponibles.

Patinete de XiaomiServicios de coche compartido como los que ofrecen Zity, Car2Go y Emov o de moto de alquiler como los de Ioscoot, eCooltra, Muving o Coup, añadidos al alquiler de bicicletas eléctricas y al tremendo éxito de los patines eléctricos y del resto de vehículos de movilidad personal, amenazan con cambiar el equilibrio de poder en lo que al desplazamiento urbano se refiere. Todos estos medios de transporte son más ecológicos y sostenibles que los vehículos privados con motor de combustión.

La mayoría de estos vehículos están disponibles para cualquier ciudadano a través de aplicaciones móviles. A través de sus App puedes ver dónde se encuentra la moto o coche eléctrico más próxima, desplazarte hasta tu lugar de destino, dejarla allí y pagar únicamente por el tiempo que la has utilizado, o salir de casa con tu patín eléctrico hacer los recados y si lo deseas plegarlo y volver a casa en metro o autobús.

 Los cambios se están produciendo, día a día vemos como nuestras ciudades van cambiando, físicamente, peatonalizando espacios, y legalmente, regulando el uso de los vehículos de movilidad personal y limitando el acceso de los automóviles más contaminantes al centro de las ciudades, las pioneras en este terreno son sin lugar a dudas Barcelona, y Madrid con el proyecto Madrid Central que se ha puesto en marcha recientemente.

La Dirección General de Tráfico (DGT) también es consciente de la necesidad de cambio y acaba de lanzar la Plataforma de vehículo conectado DGT 3.0, en su búsqueda por alcanzar el objetivo de 0 fallecidos, 0 lesionados, 0 congestiones y 0 emisiones y con el objetivo de mantener conectados en tiempo real, a los distintos usuarios de la vía ofreciéndoles información de tráfico real y permitiendo así lograr una movilidad más segura e inteligente, gracias al "Internet de las cosas" IoT, donde Teléfonica tiene mucho que aportar desarrollando la tecnología 5G.

El espacio común que poco a poco vamos arrebatando a los coches, debemos compartirlo entre todos los que los usamos. El transporte público, peatones, ciclistas y patines, pueden y deben respetarse mutuamente. Los diferentes grupos de usuarios, los distintos estilos de vida y las variadas opciones de movilidad, no deben ser excluyentes, y en ese terreno tienen mucho que decir los ayuntamientos y la DGT.

El uso de todos estos nuevos medios de transporte urbano sostenible debe ser regulado, pero siempre con una visión inclusiva, tomemos ejemplo de Ámsterdam o Copenhague donde el 35% de la población circula en bicicleta y únicamente un 24% en automóvil, gracias a sus 350 kms de carriles bici.

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