Cualquiera que se lo proponga puede llegar a desarrollar una empresa. Lo esencial es conseguir los fondos suficientes y tener ganas de embarcarse en el mundo del emprendimiento. Pero lo más valioso e importante es la idea de la que surgirá todo, algo que debe protegerse. La mala praxis, el plagio de una idea o la apropiación indebida de un proyecto son acciones que han sufrido muchas ‘startups’ y que generan recelo en la creación de sinergias en la industria, absolutamente necesarias para la creación de negocio, empleo y atracción de inversión y talento.
- Es esencial proteger jurídicamente el nuevo proyecto empresarial y sus distintos componentes.
- La piedra angular de toda ‘startup’ debe ser la suscripción de acuerdos de confidencialidad o NDA (por sus siglas en inglés), con el objeto de garantizar los elementos básicos del proyecto empresarial novedoso a la hora de participar en una incubadora, evento o foro o de alguna otra forma compartir la información con terceros. Adicionalmente, se debe prestar especial atención a las bases aplicables a las convocatorias, eventos y foros en los que se participa.
- La utilización de tecnologías disruptivas, como el ‘blockchain’ o la inteligencia artificial, puede ser un mecanismo muy efectivo para proteger los elementos de un proyecto empresarial y se recomienda que estas tecnologías se implementen como un método complementario, pero nunca sustitutorio de lo que ofrece la ley y los organismos pertinentes.
- Si se pretende dar licencia de uso a terceros, se recomienda delimitar con claridad las condiciones de esa licencia: qué, cómo y hasta cuándo tiene vigencia.
- Por último, sea cual sea la clase de proyecto y los elementos que lo compongan, se recomienda consultar con un abogado especialista, ya que puede ahorrar costes de todo tipo y evitar una multitud de problemas en el futuro.