Tengo 65 años y nunca he invertido mis ahorros... ¿merece la pena hacerlo ahora?
- Los expertos aconsejan a los más 'seniors' mover su dinero de los depósitos
- Para los que ya están jubilados, no descartan la renta variable con un horizonte de al menos 10 años
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Es el pan de cada día en numerosas familias españolas. Jubilados de más de 65 años que nunca han invertido en productos financieros más allá de los populares depósitos del banco de toda la vida. Ahora, y con un rendimiento casi nulo para estos ahorros, se plantean si, “a mi edad”, merece la pena apostar por otra clase de activos para completar la pensión pública tras la jubilación.
La respuesta de los expertos es contundente: “Que uno esté jubilado no supone que su vida esté a punto de terminar ni se es viejo para poner a trabajar los ahorros”, indica José María Luna desde Caser Asesores Financieros. “Si me apuras, es una etapa fundamental para invertir en productos que cubran los diferentes objetivos”, añade. El experto apunta a una buena planificación financiera encaminada no solo a vivir mejor durante la jubilación, sino a estar preparado ante posibles eventos de sucesiones o imprevistos relacionados con la salud.
En el mismo sentido se manifiesta Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de SelfBank. La experta recuerda que “los 65 años de hoy no son los de antaño". "La esperanza de vida ha ido aumentando mientras que la edad de jubilación no… se podría decir que la edad equivalente en la actualidad a los 65 años rondaría los 90”, indica. “Por ello, no solo merece la pena invertir, sino que cobra aún más importancia, ya que vamos a tener que vivir más años con unas pensiones que tenderán a decrecer”, advierte.
Para Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada, este aumento de la esperanza de vida hace que alguien que tenga 65 años “pueda plantearse un horizonte de inversión de unos 20 años”. La analista recuerda que, a esa edad y por lo general, ya se tienen cubiertas las necesidades básicas como vivienda en propiedad, educación de los hijos, con ingresos recurrentes por trabajo estable o el cobro de la pensión de la jubilación, por lo que la capacidad de ahorro puede ser mayor.
CONVENCER AL AHORRADOR
El problema está en convencer a este perfil de ahorrador para que dé el salto a la inversión después de años con su dinero depositado en plazos fijos. Para los expertos, no se trata de renegar de los depósitos como fórmula de cubrir las necesidades de liquidez más inmediatas, sino de acompañarlos con una mejor distribución del ahorro para incluir un enfoque de eficiencia fiscal y de generar una rentabilidad adecuada.
Victoria Torre apunta, por ejemplo, a los fondos de inversión con un horizonte temporal adecuado. “Si lo que deseas es recibir unas rentas periódicas, se pueden buscar fondos diseñados para el reparto de rentas; si quieres maximizar la rentabilidad y, tomando un horizonte temporal de 10 años (hasta los 75 años), ya estamos considerando un plazo lo suficientemente amplio como para tener margen de maniobra”, indican desde SelfBank.
Para Mar Barrero, y siempre dependiendo del volumen que se tenga para invertir y del objetivo, los seguros de rentas vitalicias también pueden ser una opción. “También se pueden hacer aportaciones a planes de pensiones, pero en este caso, si ya se ha iniciado el cobro de la prestación, las aportaciones sólo se pueden destinarse a las contingencias de fallecimiento -con lo que se estaría ahorrando para los herederos- o de dependencia”, indica.
¿ACEPTAMOS BOLSA E INMOBILIARIO?
Para José María Luna, los ahorradores mayores de 65 años no deberían descartar tampoco la renta variable, “salvo que nuestro perfil no la admita o nadie nos haya asesorado”. Desde SelfBank, la bolsa también tiene distintos niveles de riesgo. “Por ejemplo, podemos hacer una cartera de acciones con buen dividendo y percibir así unos ingresos periódicos”, indica Torre. Barrero también apuesta por asumir un mayor riesgo con la gestión de los ahorros siempre que se deje una parte en activos de menor volatilidad, como los depósitos o los fondos de renta fija de corto plazo.
Los expertos coinciden en que la inversión en inmuebles también es una opción para los mayores de 65 años si el patrimonio lo permite. Sin embargo, José María Luna reconoce que “a esas 'edades doradas' los ahorradores valoran más la liquidez de los productos, la capacidad de, ante una necesidad, poder convertir todo en dinero; un inmueble puede darte una renta por el alquiler…pero no esa liquidez”. Otra cosa distinta es, a juicio del asesor financiero, que esa inversión se haga destinada no sólo para el ahorrador, sino pensando en los sucesores.
Victoria Torre apunta a que el inmobiliario ofrece una volatilidad inferior y ayuda a descorrelacionar con otros activos, además de que permite recibir unas rentas periódicas “si destinamos el inmueble a alquiler”. “Por el contrario, no sería conveniente si es el 100% del patrimonio del cliente (o una parte importante), o si es previsible que pudiera necesitar liquidez en el corto/medio plazo”, indica la experta.
Está claro. Las opciones van más allá de la pírrica rentabilidad de los depósitos bancarios. Eso sí, los expertos coinciden en que, para dar el paso de ‘ahorrador a inversor’, la clave está en que el cliente entienda a la perfección dónde lleva su dinero y el riesgo que asume con la operación. Victoria Torre recomienda, siempre que el patrimonio lo permita, “recurrir a expertos en gestión patrimonial, que nos indique la opción más adecuada y, si no tenemos conocimientos o tiempo, utilizar un asesor que nos oriente”