Los jubilados son cada vez más conscientes del desgaste en el sistema público de pensiones. Prueba de ello es la nueva marcha a pie que se está desarrollando y que los llevará al Congreso este mes de octubre para protestar y reclamar una subida en los pagos de su pensión.
Ante esta situación no es de extrañar que muchos españoles lleguen a la jubilación concienciados sobre la necesidad de ahorrar y hacer crecer su patrimonio para mantener el nivel de vida que hasta ahora habían tenido. Sin embargo, factores como el aumento de la esperanza de vida o la reducción de la pensión pública pueden hacer que la planificación financiera no se acabe ajustando del todo a lo que necesitamos durante la jubilación, por lo que surge la necesidad de mantener las inversiones tras haberse retirado. Para no arriesgar todo el patrimonio cosechado durante tantos años y seguir maximizando las ganancias os damos cinco claves para exprimir vuestras inversiones.
1. Definir el objetivo de la inversión
Antes de empezar a contratar nuevos productos o seguir con los que ya se tenían habrá que plantearse cuál es la finalidad de la inversión. Es decir, si lo que se busca es disfrutar hasta el momento de lo que se ha acumulado, si se quiere consolidar el patrimonio para rescatarlo a corto plazo o, de lo contrario, si lo que se persigue es obtener mayores rentabilidades para compensar la inflación. Una vez decidido el objetivo de la inversión será necesario definir el perfil de riesgo y, sobre todo, el horizonte temporal. Y es que no invertirán en los mismos productos quienes estén recién jubilados (que cuentan con un horizonte temporal más amplio), que las personas que tengan una edad más avanzada.
2. Valorar las necesidades de liquidez
A la hora de decidir el destino de la inversión durante la jubilación la edad es un factor importante. Sin embargo, lo que marcará el perfil del inversor durante ese momento, más que la edad, serán sus necesidades de liquidez. Esto implica que, progresivamente, se van a ir necesitando los ahorros que se hayan invertido, por lo que será conveniente ir reduciendo el perfil de riesgo de manera paulatina.
Junto con las necesidades de liquidez, otro factor que jugará un papel fundamental en nuestras inversiones será la inflación. Por eso, si reducimos el perfil de riesgo habrá que elegir productos que consigan batir, al menos, la subida progresiva del IPC. Es decir, si se contrata, por ejemplo, un depósito a plazo a más de dos años (que ofrece actualmente en torno a un 0,1% de rentabilidad de acuerdo con las cifras del Banco de España), se estará perdiendo dinero a consecuencia de la inflación.
3. Plan de pensiones: ¿rescatar o no?
Una de las acciones más recurrentes cuando llega la hora de jubilarse es la de rescatar el plan de pensiones. Sin embargo, rescatar el plan no es para nada obligatorio y no siempre es la mejor opción. Además, es posible seguir realizando aportaciones periódicas si todavía no se ha iniciado el cobro de la prestación de ese mismo plan u otro que se hubiera contratado.
No obstante, si lo que se quiere es rescatar el plan existirán dos opciones: la primera será para aquellos que, una vez jubilados, tengan su patrimonio invertido en productos que les sigan generando ingresos. En este caso, la opción que recomiendan los asesores financieros es dejar el plan invertido para que siga generando rentabilidad. Y es que este producto figura en el IRPF como rendimientos del trabajo, por lo que elevará considerablemente el tipo al que habrá que tributar.
La segunda opción contempla a aquellos inversores que, por cualquier motivo, quieran recuperar parte de su plan de pensiones. Para estos, si todavía cuentan con otros productos cuya fiscalidad es más beneficiosa a la hora del rescate, lo mejor será reembolsar antes dichos productos. Si solo se tenía dinero depositado en un plan y se quiere rescatar una parte, lo más conveniente será hacerlo priorizando las aportaciones hechas antes de 2007, ya que con estas es posible obtener una reducción del 40% en el IRPF.
4. Buscar rentas periódicas
Para complementar nuestra pensión y seguir teniendo ganancias durante la jubilación existen algunos productos en los que se pueden invertir dependiendo del objetivo. Si lo que se busca es recibir rentas periódicas, una de las opciones es invertir en compañías con una buena política de dividendos. No obstante, antes de depositar todo el dinero en alguno de estos activos será necesario analizar su negocio, balance y nivel de deuda y, sobre todo, diversificar. Algunas de las empresas que ofrecen las rentabilidades por dividendo más atractivas en este momento en España son, por ejemplo, Enagás (7,69%) o Repsol (6,69%).
Si invertir directamente en valores de bolsa nos da cierto reparo, podremos optar por fondos de inversión de reparto de dividendos, que también premiarán al accionista con rentas periódicas y le permitirán obtener una cartera diversificada contratando un solo producto.
Otra alternativa son las propiedades inmobiliarias. Si contamos con más de una vivienda y tenemos la oportunidad de vivir en una sola y reservar la otra únicamente para el alquiler, podremos sacarle una rentabilidad extra y, además, evitaremos pagar gastos de suministros por la propiedad. Actualmente, la rentabilidad bruta que ofrece la vivienda en España se sitúa en el 3,9% (9,2% contando plusvalías). No obstante, si no contamos con un segundo inmueble pero tenemos ahorros para invertir, deberemos tener en cuenta que la vivienda se trata de un activo poco líquido, por lo que si ya nos hemos jubilado conviene valorar antes otras opciones de inversión.
5. Productos del mercado asegurador
Además de los productos de inversión más conocidos, también existen otras alternativas para invertir durante la jubilación que se encuentran en el mercado asegurador. Una de las mejores opciones son los seguros de vida ahorro o Unit Linked, ya que permiten disponer del capital desde el primer año. Si se trata de un inversor centrado más en el corto plazo podrá decantarse por un seguro de vida ahorro garantizado o un Unit Linked en estrategia refugio. Si la persona es algo más arriesgada y busca un plazo temporal más amplio en su inversión podrá decantarse por el mismo producto pero en estrategia moderada o, incluso, agresiva.
Además de estos, también existe la opción de contratar una renta vitalicia, que se trata de un seguro de vida ahorro que garantiza al asegurado (tras haber pagado una prima única) una renta de por vida que podrá cobrarse con una periodicidad mensual, trimestral o semestral. El atractivo de estos productos no es, precisamente, su rendimiento, pues este suele situarse en torno al 1,5% del capital. Sin embargo, cuentan con una parte que puede resultar muy ventajosa a la hora de la desinversión ya que si, por ejemplo, una persona vende su casa no habitual e invierte esa cantidad en una renta vitalicia antes de seis meses la plusvalía podrá quedar exenta de tributar en los primeros 240.000 euros.