La negociación de ETF se hunde hasta mínimos históricos en España por su fiscalidad
- Los volúmenes de los vehículos listados en la bolsa española han caído un 86% en los últimos cuatro años
- El sistema tributario español deja fuera de la exención para traspasos a los fondos cotizados
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El auge de los fondos cotizados sigue sin encontrar techo a escala global. Solo en Europa, los activos bajo gestión en ETF ya supera el billón de dólares. Sin embargo, España se ha convertido en una excepción a la regla y la negociación en estos vehículos se ha hundido hasta mínimos históricos debido a la fiscalidad que se les aplica.
A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de mercados europeos, en el español el régimen tributario aplicable a los ETF difiere del que rige para los fondos de inversión tradicionales y es idéntico al de las acciones. Una situación que diferentes voces de la industria señalan como causa de la progresiva caída de negociación que se viene produciendo desde el año 2015.
Si hace cuatro años cambiaron de manos participaciones en fondos cotizados por 12.633,7 millones de euros, al cierre de 2019 apenas se habían producido cruces por 1.720,4 millones de euros. Una cota débil como nunca antes en la industria y que supone un retroceso del 86% en este periodo. Si la comparativa es únicamente frente al año precedente, la caída de volúmenes en efectivo es de nada menos que el 43%.
Estos son los datos recopilados por BME, la sociedad rectora de la bolsa española, que muestran que en junio de 2019 se produjo uno de los volúmenes mensuales más bajos de todos los tiempos con solo 91,8 millones de euros. Estos mismos registros son los que muestran que el último año se ha registrado una negociación más raquítica que incluso en el año 2006, cuando se listaron los primeros ETF en la bolsa española y cambiaron de manos participaciones por 1.827 millones de euros.
Actualmente, son cinco los fondos cotizados listados en la bolsa española, de los que cuatro están referenciados al Ibex 35 con distintos apalancamientos. Solo uno de ellos sigue el índice paneuropeo EuroStoxx 50. La gestora Lyxor, del grupo francés Société Générale, es responsable de tres de estos vehículos, mientras que los dos restantes son cosa de BBVA.
Tres fondos cotizados de los cinco que están listados en la bolsa española concentran el 75% del volumen efectivo de contratación
El último informe anual de BME coincide en el diagnóstico que diferentes voces del sector llevan haciendo sobre el menor protagonismo de los ETF en el mercado español que en otros vecinos. “El mercado sigue viéndose penalizado por la fiscalidad aplicable a este producto de inversión”, señala el documento. Y es que los fondos cotizados tributan siguiendo un modelo más similar al de las acciones -por las que hay que rendir cuentas cada vez que se deshace una posición-, que al de los fondos de inversión al uso, en los que gracias al diferimiento de los pagos al fisco los traspasos entre distintos vehículos están libres de este trance.
Esta es la situación que, según subraya BME , “no permite el despegue de un producto que, por sus características, presume de ser uno de los más eficientes vehículos de inversión en cuanto a su transparencia, su bajo coste y su inmediatez”. En este sentido, los fondos cotizados son los productos de inversión en los que varias casas internacionales han llevado más al extremo su rebaja de comisiones, especialmente en aquellos que se limitan a replicar un índice bursátil, que son aquellos que menos costes de gestión suelen implicar para sus responsables.
Por si fuera poco, el escaso volumen de negociación conseguido por los ETF listados en la bolsa española se concentra en tres de estos productos. Los vehículos indexados de Lyxor referenciados al Ibex 35, al Ibex Doble Apalancado y al Ibex Inverso aglutinan un 75% del efectivo total movilizado a lo largo del ejercicio: unos 1.290 millones de euros.
A LA ESPERA DE CAMBIOS FISCALES
Además, la cifra de operaciones también ha caído con fuerza en el último año. Al cierre de 2019, se contabilizaron un total de 61.254 cruces. Un número que supone el registro anual más bajo de los últimos cinco ejercicios y un retroceso del 29,4% frente a las 86.716 operaciones del año anterior. La caída desde 2015, cuando los ETF españoles vivieron su año dorado, es de nada menos que el 27,6%. Sin embargo, en esta magnitud la industria mejora con respecto a 2006, año de su aparición, cuando solo se registraron 9.131 operaciones.
A la espera de que el nuevo Gobierno de España defina los detalles de su hoja de ruta para los mercados financieros, que incluyen la introducción de la polémica ‘tasa Tobin’, la sociedad rectora de la bolsa insiste en que sigue aguardando “la aprobación de una regulación que corrija las diferencias impositivas que penalizan el interés de inversores y emisores por estos productos en España”.
El responsable de Société Générale para Lyxor ETF Iberia y Latinoamérica, Pedro Coelho, señala que el uso de ETF “ha sido estimulado por clientes institucionales tales como aseguradoras y fondos de pensiones”. Una circunstancia que se ha repetido tanto en España como en el conjunto global de los mercados, ya que estos fondos cotizados son percibidos como “un instrumento de rápido acceso al mercado, muy transparente y de coste muy bajo”. Sin embargo, parece que, por el momento, prefieren hacerlo con vehículos listados en otras plazas bursátiles.