La incertidumbre reinante y el tirón alcista de los mercados han sido los ingredientes. El resultado ha sido un insólito incremento de posiciones en fondos indexados y otros productos cotizados. Tanto que la gestión pasiva ya supone un 69% de los fondos de bolsa en Europa, una región donde estas estrategias ya crecen más que en EEUU.
Los fondos de gestión pasiva han sido los grandes ganadores del 2019 en Europa por lo que a atracción de capitales se refiere. Según datos recogidos por Lyxor, los vehículos de gestión activa en renta variable sufrieron reembolsos por 43.500 millones de euros en la región, mientras que los fondos cotizados (ETF por sus siglas en inglés) e indexados de bolsa cerraron el año con suscripciones netas por 81.300 millones de euros. Una brecha más que abismal que se repite, aunque con distinta fuerza en otros mercados.
La entrada de dinero en fondos pasivos de renta fija y materias primas con mayor fuerza que en los de gestión activa ha dado lugar a que los primeros ya representen un 27% y un 3% de sus respectivos mercados. En conjunto, los fondos cotizados e indexados suponen ya un 7,5% de toda la industria europea de fondos (11,6 billones de euros), una cota hasta ahora insólita para la gestión pasiva a esta orilla del Atlántico.
El récord, además, es doble, pues a lo largo de 2019 han entrado en fondos de gestión pasiva nada menos que 100.800 millones de euros netos, un volumen sin parangón en todo el histórico para la gestión pasiva europea. El doble que el año anterior, según los registros de Morningstar analizados por Lyxor.
Con esta inyección, el total de dinero bajo gestión en vehículos de estrategia pasiva ha alcanzado los 870.000 millones, un 40% más que hace un año. Pero no solo eso. A esta cota se ha llegado con una tasa anualizada de crecimiento de nada menos que el 20% a lo largo de los últimos cinco ejercicios.
Los fondos de gestión pasiva de bolsa estadounidense han captado más de 7.500 millones en plena escalada a máximos del parqué neoyorquino
Este ritmo de doble dígito supone un punto porcentual más que en EEUU, que es el mercado de referencia mundial para las estrategias de gestión pasiva. No obstante, los expertos coinciden en que la mayor difusión que allí han conseguido estos fondos deja un menor margen de crecimiento que en Europa y otras regiones, donde su peso aún es minoritario a pesar de un casi constante engorde.
La combinación entre el incremento de las tensiones geopolíticas junto con el de unos máximos históricos imparables en algunos grandes índices ha sido el caldo de cultivo perfecto para este acelerón de la gestión pasiva. Amén de la guerra de recorte de comisiones en la que han entrado varios roboadvisors locales y que algunas gestoras foráneas han traído desde el mercado americano.
Esta es la pauta que se dibuja en las cifras de los fondos pasivos de bolsa estadounidense comercializados en Europa. A lo largo del último año, han conseguido captar más de 7.500 millones de euros. La historia se repite en la estrategia seguida por los inversores europeos para invertir en la bolsa británica. Los ETF focalizados en este mercado sumaron 6.400 millones de euros en la segunda mitad del año, cuando los miedos a un eventual Brexit duro cotizaron más alza mientras el parqué apenas se resentía más allá de alguna corrección puntual y poco profunda.
ARAMCO Y LA SOSTENIBILIDAD
Estos dos mercados son, precisamente, los que lideran la captación de dinero de los fondos cotizados en Europa en el último año. El tercer destino preferente para estrategias de gestión pasiva ha sido Japón, con unos 1.500 millones de euros de suscripciones netas.
A pesar de la brecha con los dos primeros puestos del podio, la cifra está muy por encima de la que han registrado los ETF y fondos indexados sobre el primer mercado emergente con más suscripciones. Los productos referenciados al Tadawul de Arabia Saudí han conseguido atraer algo más de 600 millones de euros gracias al reclamo del estreno de Aramco. En este sentido, la dificultad para que inversores extranjeros no institucionales pudieran conseguir exposición a la petrolera estatal ha sido el principal vehículo de esta entrada de dinero en vehículos de gestión pasiva focalizados en el país musulmán.
Además, los europeos también han empleado los vehículos de gestión pasiva para ganar exposición a una tendencia ya ineludible para la mayoría de carteras: la inversión sostenible. Los ETF vinculados con aspectos ecológicos, ya sea mediante criterios de exclusión de compañías contaminantes o mediante la aplicación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) para la composición de su cesta, sumaron captaciones por 16.585 millones de euros. La cifra, además de ser la más elevada de la todavía corta historia de esta tipología de inversión, supone multiplicar por más de cuatro el volumen acumulado (4.000 millones) en estos vehículos durante 2018.