Es un hecho. El confinamiento impuesto por la crisis del coronavirus ha modificado los hábitos de consumo de los españoles casi por completo. El parón de la actividad productiva y el hecho de estar encerrados ha cambiado los conciertos en directo o el cine por las series de Netflix, las cenas con amigos en restaurantes por pruebas de cocina en el hogar o las compras en la calle por la operativa online.
Pocos pagan con dinero en efectivo y el uso de tarjetas se ha desplomado prácticamente en todos los segmentos excepto en el de alimientación y farmacias, donde se han disparado los registros de los TPVs. Sin embargo, el uso de las tarjetas también se ha desplomado como consecuencia del confinamiento, y aún cuesta verlo repuntar.
"A la gente le va a costar hacer gasto aunque las peluquerías, bares y hoteles empiecen a abrir. Muchas familias han quedado sin ingresos", indican desde una entidad financiera que cifra en más de un 60% la caída del uso de tarjetas durante el confinamiento.
Tarjeta sí... pero solo en compra online
Según un estudio de BBVA Research, "el uso de sistemas de compra no presencial sí puede tener un impacto permanente en el sector consumo". Por comunidades autónomas, BBVA indica que las compras con tarjeta han caído más en Canarias y Baleares (por la ausencia de viajeros) y Madrid y La Rioja, donde la pandemia llegó antes. En la capital, el desplome supera ya el 60%.
Los expertos tienen claro que, una vez pasado lo peor de la crisis, el consumo en el hogar seguirá siendo más fuerte y, el que se realice fuera de casa, será mucho más cuidadoso con los precios y una mayor apuesta por producto 'made in Spain'.
Más allá de los cambios en los hábitos de consumo derivados del confinamiento, los expertos apuntan a un nuevo modelo financiero en el que la operativa digital experimentará un notable crecimiento, tanto en el segmento de pagos como en el de servicios o asesoramiento.
Según un estudio de la consultora Capgemini, un 47% de los españoles afirma haber aumentado el uso de pagos digitales durante la pandemia y un 48% señala que seguirá haciéndolo en los próximos 6 o 9 meses. Estas cifras son ligeramente superiores a la media mundial (45% y 46%, respectivamente).
Los mayores también juegan
Aunque este aumento se da en todas las franjas de edad, en nuestro país es especialmente elevado entre las personas de 18 a 55 años (más del 51% afirma haber elevado el uso de pagos digitales).
Con todo, cabe resaltar que el Covid-19 también está provocando cambios en los grupos de más edad, de manera que el segmento de consumidores entre 61 y 65 años ha elevado su uso un 36% y los de más de 66 años, un 30% (33% a nivel mundial); una tendencia que, según los expertos de la firma, se mantendrá de ahora en adelante, algo impensable para los 'adictos' a la sucursal en estas franjas de edades.
Ante este nuevo modelo, los expertos anticipan cambios en la oferta bancaria, con un mayor desarrollo de servicios digitales como el pago contactless, en el que las entidades deben acompañar de la mano a sus clientes. Algunas ya han comenzado a hacerlo. Es el caso de BBVA, que ha puesto en marcha una iniciativa para formar a sus clientes pymes y enseñarles a mejorar sus estrategias digitales para incrementar la venta online.
Desde Capgemini aseguran que estas nuevas tendencias de consumo financiero obligan al sector a adaptarse flexibilizando los procesos de alta y de aperturas de cuentas digitales, así como facilitando la firma de contratos o las reclamaciones online. Abogan también por el uso de agentes virtuales y chatbots para los servicios de atención al cliente, al que también le costará salir de su red de seguridad en materia de ahorro.
Ahorro a lo seguro
Se ha visto durante las últimas semanas. Los directivos bancarios reconocen que buena parte de sus clientes en fondos de inversión están trasladando su dinero hacia productos más seguros como los depósitos, por muy poco que renten.
Así, los consumidores de productos financieros muestran una clara preferencia por el ahorro y las inversiones de bajo riesgo frente a la incertidumbre de la crisis. El estudio de Capgemini refleja que el 69% de los españoles centrará su estrategia financiera de los próximos 9 meses en ahorrar más, una cifra que se sitúa por encima de la media mundial del 63%.
Sin embargo, la expectativa de acudir a instrumentos de inversión segura es menor en el caso de España con respecto a otros países: un 49% de españoles se muestra dispuesto a contratar estos productos frente al 55% a nivel mundial.
Entre aquellos que sí apuestan por invertir, también se observa una nueva tendencia a hacerlo en activos con impacto social. "El 39% de los españoles señala que preferirá invertir en productos que tengan un impacto positivo en la sociedad, aunque suponga unos retornos menores", indican los expertos. A nivel mundial, la cifra es similar y pasa del 31% al 39%.
Como segunda vertiente de este ahorro más conservador, también se ha observado un mayor interés por los seguros, especialmente por los seguros de vida: un 39% de los consumidores afirma que contratará un seguro de este tipo en los próximos 6-9 meses, esto es, 14 puntos porcentuales más con respecto a la etapa pre-Covid.