La inestabilidad que el coronavirus ha provocado en la economía ha afectado de manera directa a las perspectivas financieras de las familias. Esto ha llevado a muchos ciudadanos a retirar o reducir las inversiones que estaban llevando a cabo para preparar la jubilación con el objetivo de asegurar una mayor liquidez.
Al margen de la situación estructural, se perciben diferencias entre unos sectores y otros en función del nivel de impacto que hayan recibido por el confinamiento y las medidas restrictivas. Por ejemplo, se aprecian diferencias entre el sector del turismo y el sector tecnológico.
"Esta crisis va a afectar especialmente a los autónomos pequeños y medianos en su capacidad para ahorrar e invertir y, lógicamente, a personas que pierdan el empleo", apunta Alberto Alonso, presidente ejecutivo de Grupo Valía.
Ahorro privado
Esto dificulta las previsiones de ahorro que los españoles llevan a cabo con el objetivo de complementar la pensión pública. Además, hay que tener en cuenta la situación en la que se encuentran los fondos públicos destinados a pensiones tras la primera ola de la Covid-19.
Desde Grupo Valía recomiendan avanzar en un modelo mixto. "Esto pasa por ver que las personas tengan que hacer un plan de pensiones privado, con el que se pueda tener un ahorro privado con unas desgravaciones fiscales".
De esta manera, cada vez resulta más importante que cada trabajador opte por un modelo de gestión de las finanzas personales: "Recomendamos hacer un ejercicio de planificación financiera para establecer objetivos, valorarlos y ver cómo tenemos que poner a trabajar el dinero que tenemos y lo que somos capaces de ahorrar para cumplir dichos objetivos", afirma Paula Satrústegui, socia del departamento de Asesoramiento Patrimonial de Abante Asesores.
Inversión vs. plan de pensiones
"Vemos que habrá una menor aportación a los planes de pensiones. Creemos que va a haber una aceleración de la inversión en el tema de la inversión", valora Alonso. Sin embargo, optar por un modelo u otro a la hora de planificar la jubilación es una decisión del particular a la luz de su situación financiera y de sus propias perspectivas.
En este sentido, apostar por un plan de pensiones podría suponer un cierto beneficio fiscal al inicio, ya que Hacienda puede devolver un porcentaje significativo, en función de los ingresos del contribuyente.
Como contrapartida, "en el momento de la jubilación, al rescatar una parte, se suma al resto de las rentas, se contempla como si fuera un sueldo" y se tributa como tal, explica Satrústegui. Por tanto, depende de la situación de cada contribuyente optar por una vía u otra al planificar la jubilación y se recomienda recibir asesoramiento al respecto.
Si por el contrario se opta por una inversión, el presidente ejecutivo de Grupo Valía recomienda hacerlo siguiendo el perfil de riesgo del inversor. Es decir, si se trata de una persona conservadora en este ámbito financiero, no es preferible optar por activos con elevado riesgo.
Alonso prevé que en 2021 surgirán "oportunidades de todo tipo", por lo que subraya la importancia de diversificar dentro del patrimonio. Así, es preferible contar con bienes de inmuebles, financieros y empresariales directos, además de tener una visión global. Desde Abante Asesores también suscriben esta recomendación y destacan el papel de los fondos de inversión a la hora de operar.
Niveles de inversión precrisis
Una reactivación de la inversión pasa por aportar tranquilidad y confianza en los mercados, algo que, analiza Alonso, llegará con la llegada de los fondos procedentes de la Unión Europea, la aprobación de los Presupuestos y se termine de ver "qué empresas caen".
En este sentido, desde el Grupo Valía prevén que en enero y febrero de 2021 "se verán muchos concursos de acreedores y esto liberará muchos activos". Una oportunidad, valoran, para aquellas personas interesadas en llevar a cabo inversiones de cara a la jubilación.
Aunque es comprensible el temor a la inversión en la época postcovid, vista la situación de los mercados, las firmas de asesores financieros ven conveniente recordar que apostar por una mayor liquidez supone, en el largo plazo, permitir que la inflación desgaste ese dinero que no se encuentra en movimiento