El precio de la luz subió un 17% durante la primera quincena de septiembre. Esto se suma al aumento que ha experiementado en los últimos años y coincide con la vuelta de las empresas a la oficina. Ante un panorama de gran incertidumbre para muchas empresas y familias, ahorrar electricidad se ha convertido en una prioridad.
Los analistas del Grupo ASE consideran que esta subida se debió, en gran medida, a las interrupciones del programa nuclear francés, la escasez de viento en España durante este periodo y las exportaciones a Francia.
Aunque lo habitual es tener el contador eléctrico en alquiler mediante una cuota a la distribuidora contratada, las subidas del precio de la luz llevan a plantear la posibilidad de comprar la propia instalación.
Alquilar vs. comprar
El precio por alquilar un contador varía de los diez hasta los 120 euros al mes, según los datos aportados por la consultora energética Ipsom. Comprar el contador supone que la instalación deja de pertenecer a la distribuidora para ser propiedad del propio consumidor.
Sin embargo, se trata de una decisión sobre la que no hay un consenso claro. A favor de la compra se defiende las ventajas que obtiene el consumidor, como la posibilidad de llevar a cabo una medida en tiempo real y de manera continua y, por tanto, conocer el propio perfil de consumo así como su control.
Ante la complejidad de los nuevos contadores que se comunican electrónicamente con la base de la compañía, la información recabada por una instalación en propiedad permite también conocer las curvas de consumo, que son "imprescindibles para presentar reclamaciones de calidad de suministro a las distribuidoras", señalan desde la consultora energética.
En este sentido, también es posible detectar los excesos de potencia. Contar con todos esos datos son los que permiten disponer de medidas para futuras reclamaciones, con el objetivo de evitar abusos. Por otro lado, se consigue ahorrar en costes de alquiler.
Principales inconvenientes
Los mismos puntos positivos pueden convertirse en perjuicios para el cliente si no lleva a cabo una supervisión constante del contador, ya que cualquier responsabilidad recae en el consumidor.
Además, es el interesado el que debe asumir tanto la compra del nuevo dispositivo como los costes de su instalación. Aunque se trataría de un único y elevado pago, este importe dependerá de la tarifa de la que se disponga.
También corresponden al propio cliente cualquier gasto relacionado con averías y mantenimiento del contador, pues la distribuidora deja de tener ningún tipo de responsabilidad directa con el aparato.