Año nuevo, impuesto nuevo. Aunque a más de uno le pese, así será pero no a partir del 1 de enero, sino a partir del 10 de abril del próximo año. Y la consecuencia es que todos los ciudadanos tendrán que pasar por caja.
¿Qué tendrán que pagar? Lo que se conoce como nueva tasa de basuras. ¿’Culpable’? La conocida como Ley de residuos y suelos contaminados para una economía sostenible. La misma fue aprobada por el Gobierno en abril de 2022.
Sin embargo, el Ejecutivo se escuda en una directiva europea sobre residuos para establecer esta tasa obligatoria. ¿Quién deberá aplicarla? Los ayuntamientos.
¿En qué consiste la tasa de basuras?
Para responder a esta pregunta hay que remitirse a un documento que el Ministerio de Hacienda ha remitido a los ayuntamientos. El mismo lleva por título ‘Cuestiones relevantes en relación con el establecimiento y la gestión de la tasa local de residuos sólidos urbanos’.
Así, por ejemplo, dicho documento habla que una incorporación paulatina de la tasa (por tanto, no tiene que ser taxativamente a partir del 10 de abril). Y que su principio no es otro de que el que contamina, paga.
Lo que se va a tener en cuenta es el comportamiento de los ciudadanos. Por eso, habrá tres sistemas de pago. ¿Cuáles son? Uno elemental, otro medio, y un tercero, denominado como avanzado.
El elemental contará con reducciones sobre una cuota única en función de determinados comportamientos (aportaciones a puntos limpios, por ejemplo); el medio, contará con una cuota básica y otra variable según las zonas del municipio; y, el avanzado, con una cuota básica y otra variable, esta vez de forma individualizada. En todos ellos se tendrán en cuenta parámetros como el uso del inmueble, el número de residentes en el mismo, el valor catastral, la superficie y la ubicación.
¿Cuál será el precio de la tasa?
La respuesta es que dependerá del ayuntamiento y de los parámetros antes indicados. Además, puede haber bonificaciones atendiendo a circunstancias como el hecho de que se trate de familias en riesgo de exclusión social, o familias que lleven a cabo compostaje doméstico, entre otros aspectos.
Lo único cierto es que, tal y como queda reflejado en el documento de Hacienda antes citado, la tasa se devengará el 1 de enero de cada año. Y la misma tendrá una parte fija (que incluirá los costes estructurales del servicio) y otra variable (que fluctuará según la generación de residuos de cada individuo o familia). Ambas podrían cobrarse por los consistorios en diferentes recibos.
Además, ya hay ayuntamientos que cobran esta tasa. Y aunque ya lo hacen, es previsible que la misma suba. Otros deberán volver a aplicarla, aunque ya aparecía recogida en el IBI. Resumiendo, los contribuyentes deberán pasar por caja. Y el desembolso variará según la localidad en la que residan.