El pago aplazado con tarjeta de crédito sigue abriéndose paso en España. Según los últimos datos publicados por el Banco de España (BdE), esta ‘financiación de plástico’ alcanzó los 14.000 millones de euros en mayo, un 7,2% más que un año antes y un 21,5% más que en el mismo mes de 2017. Y también casi un 60% más que en junio de 2010, cuando el organismo supervisor comenzó a recabar estadísticas de esta fórmula por separado, puesto que hasta entonces había estado incluida en el 'saco' del crédito al consumo.
El dato de mayo es, de hecho, el más alto para este mes desde 2010 y el tercero mayor de la serie, por detrás de los 14.216 millones y los 14.467 millones, respectivamente, de noviembre y diciembre de 2018, en los que las compras navideñas nutrieron las estadísticas. Así pues, esos 14.000 millones vienen a constatar la tendencia ascendente de esta financiación. Su creciente protagonismo queda consolidado por otra estadística que camina paralela y para la que hay datos hasta abril. Según el BdE, la producción nueva de préstamos con tarjeta de crédito -entendida como el saldo vivo existente a final de cada mes- se situaba en los 12.411 millones, casi un 11% más que un año antes y el dato más alto de la serie para un mes de abril.
Es decir, la imagen resultante confirma que la financiación con tarjeta va engordando sus números en el mercado español. Y eso a pesar de los intereses que trae consigo. Siempre con datos del BdE, el interés de las tarjetas para las que el titular ha pedido el pago aplazado y para las ‘revolving’ se situó en abril en el 19,89%. Estos intereses, combinados con el creciente volumen de préstamos por esta vía, ya han llevado al Banco de España a redoblar sus avisos sobre los riesgos de esta financiación, que se puede convertir en un pesado y caro trance para los hogares.
TAMBIÉN EL CRÉDITO AL CONSUMO
Ya había advertido antes sobre el crédito al consumo, cuyo considerable crecimiento en los últimos años ha merecido la atención y los avisos del supervisor por si los hogares estaban recayendo en la tentación de engancharse a ‘comprar hoy y pagar mañana’ y por si los bancos, necesitados de rentabilidad para su negocio, estaban exprimiendo esa financiación y suavizando las exigencias con el objetivo de generar más margen, puesto que trae consigo unos intereses más altos. En abril de 2019, el interés medio ponderado de las nuevas operaciones se situó en el 7,32%.
"Menos ahorro que nunca y más deuda para financiar el consumo, un cóctel que nutre un viejo fantasma. El de 'vivir por encima de nuestras posibilidades'"
De hecho, el crédito al consumo, si bien ha moderado sus tasas de crecimiento, continúa expandiéndose. En los cuatro primeros meses de 2019, las nuevas operaciones de crédito al consumo han sumado 11.411 millones de euros, un 6,5% más que en el mismo periodo de hace un año y un 30% más que en los primeros cuatro meses de 2017. Hay que remontarse a 2008 para ver cifras más gruesas, que entonces superaron los 16.000 millones hasta abril.
LA SOSPECHA QUE VUELVE
Y aún hay más. En paralelo a este creciente recurso al endeudamiento para financiar el consumo corre el descenso de la tasa de ahorro. En 2018, la tasa de ahorro de los hogares españoles descendió al mínimo histórico del 4,9%.
Más deuda para consumir y menos ahorro para hacerlo configuran un riesgo: el de que una parte de la sociedad esté ‘viviendo por encima de sus posibilidades’. Tanto es así, que el Banco de España ya lanzó una alerta en este sentido en el ‘Informe de Estabilidad Financiera’ que difundió a finales de mayo. “Persisten segmentos de hogares españoles en una situación de mayor fragilidad, situándose la tasa de ahorro agregada de los hogares en niveles muy reducidos. Esto está en parte vinculado al mayor recurso de las familias al crédito para consumo, que, a pesar de haberse moderado durante los últimos meses, sigue creciendo a un ritmo notable”, subrayó. Y fuentes de la entidad complementaron esta sentencia con otra: “Algunos hogares pueden estar siendo excesivamente optimistas respecto a sus rentas futuras”.