Primero se esperó incluso para 2018. Luego, hace un año, el Banco Central Europeo (BCE) aclaró que no, que habría que aguardar más, al menos hasta septiembre u octubre de 2019. En marzo de este año volvió a retrasarla hasta final de 2019. Y finalmente este jueves la entidad presidida por Mario Draghi prolongó esta ceremonia y la pospuso un año más, hasta mediados de 2020. ¿De qué se trata? De la subida de los tipos de interés, un fenómeno que en otros tiempos era normal y que ahora, a fuerza de la crisis y su prolongada herencia, ha devenido en un evento extraordinario. La Eurozona no ve una desde 2011, Draghi no ha decretado ni una sola desde que accedió a la presidencia en noviembre de 2011 y se irá en noviembre de 2019 sin ejecutar ninguna. Como poco, nada de nada al menos hasta julio de 2020. 

Este anuncio, poco sorprendente dada la fragilidad económica de la región y el enfriamiento de los precios, desemboca en que los tipos de interés oficiales, que llevan en el 0% desde marzo de 2016, seguirán ahí un año más. Y lo mismo ocurrirá con los tipos de la facilidad de depósito, instalados en el -0,40% también desde marzo de 2016. Bueno, puede que no, puede que no sigan ahí, porque Draghi incluso reconoció este jueves que dentro del BCE se discutió la posibilidad de reducir más los tipos, con lo que en caso de moverse antes de un año lo harán a la baja

Semejante escenario prolonga por tanto la realidad imperante desde hace más de tres años para los hogares y sus finanzas, y que consta de dos pautas principales. Por un lado, el desafiante entorno que proporciona a las familias acostumbradas al ahorro conservador. Y por otro, el alivio que supone para los hogares con hipotecas a tipo variable vinculadas al euríbor a 12 meses y sin cláusulas que impidan beneficiarse de su descenso o sus bajos niveles. 

MÁS TIEMPO SIN PREMIO

La primera cara de esa realidad, la más exigente, responde a que con los tipos oficiales en el 0% desde hace ya tanto tiempo, y en un contexto en el que no hay ni se espera ninguna 'guerra del pasivo' por parte de los bancos, las cuentas remuneradas y los depósitos apenas ofrecen rendimientos superiores al 0%. Según los datos más recientes del Banco de España (BdE), la rentabilidad media de los depósitos o cuentas a la vista es del 0,03% y la de los nuevos depósitos a año, del 0,04%. Otra referencia para tomar el pulso de cómo están las cosas en este mundo de tipos oficiales al 0% y tipos de la facilidad de depósito al -0,40%: el tipo de interés medio de las letras a 12 meses en la última subasta del Tesoro Público fue del -0,33%. Sí, del -0,33%

"Sobresale una pregunta: ¿logrará por fin la industria de la gestión y el asesoramiento financiero animar a que los españoles muten de ahorradores a inversores?"

El asunto es que, en contra de lo que se pudiera esperar con esos rendimientos, los hogares tienen más dinero en cuentas y depósitos que nunca. En abril, 801.400 millones de euros, según cifras del BdE

Ahora, tras la decisión del BCE de retrasar aún más la subida de los tipos, se amontonan las preguntas. ¿Qué pasará con ese dinero?  ¿Buscará activos potencialmente más rentables, pero también más arriesgados? ¿Ejercerá la represión financiera alentada por el BCE la presión pretendida, que no es otra que la de poner el dinero en movimiento y desincentivar que esté parado? Y, sobre todo, ¿logrará por fin la industria de la gestión y el asesoramiento financiero animar a que los españoles muten de ahorradores a inversores? 

La industria, sin duda, lo anhela, y se agolpan las iniciativas que buscan esa transición, tanto por el hecho de tener más potencia con más activos por gestionar como por la necesidad de generar ingresos, vía comisiones con productos como los fondos de inversión, para sus negocios. El problema, sin embargo, reside en que años tan malos como 2018, saldado con fuertes caídas en la bolsa y los fondos, y sustos como el de mayo, en el que el Ibex 35, por ejemplo, se dejó un 6%, nutren los recelos de los ahorradores para dar ese paso hacia la inversión. Sin olvidar otro obstáculo, consistente en los recelos que generan las 'prisas' de la banca por conseguir esa mutación, puesto que alimentan la sensación de que, fundamentalmente, lo hace para procurarse comisiones en estos tiempos de baja rentabilidad en su negocio de siempre.

Todo ello, combinado con la querencia de los hogares hacia los depósitos para 'no buscarse' problemas, complica esa tarea... por mucho que en realidad con los depósitos también se 'buscan' problemas, puesto que con ellos se está perdiendo dinero dado que su exiguo rendimiento no basta para cubrir la inflación. Y eso que no está alta, puesto que en mayo se situó en el 0,8% interanual en el España, pero es que, claro, los depósitos rinden mucho menos desde hace varios años. 

¿HACIA UN NUEVO MÍNIMO HISTÓRICO? 

Más amable es la otra cara, la de los hipotecados vinculados al euríbor. Si ya llevan beneficiándose -salvo límites establecidos en los contratos- durante más de tres años del "sindiós" del euríbor en negativo, todavía les queda una temporada de alivio por delante una vez que el BCE ha vuelto a retrasar la subida del precio del dinero. 

La referencia hipotecaria, de hecho, ha retomado los descensos en los tres últimos meses. En mayo reculó hasta el -0,134%. Y en junio no solo está dando continuidad a esa bajada, sino que la está acelerando y ya está por debajo del -0,18%, con lo que camina hacia nuevos mínimos históricos

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