3 de octubre de 1993. El Fútbol Club Barcelona juega en Pamplona, en El Sadar, contra Osasuna. En el minuto 39, el futbolista danés Michael Laudrup se inventa un pase mágico, sin mirar, imposible, impensable, que el brasileño Romario, de manera no menos mágica, eleva, con una sutil vaselina, por encima del guardameta Jesús Unanua. Los nombres, todos ellos, evocan otros tiempos. Otra época. También los carteles publicitarios de las vallas pegadas al campo. En especial, uno. Dice: ‘Hipoteca de Caja Laboral. 9,75%’.
Sí, 9,75%. Ese era el interés al que se ofrecía comercialmente esa hipoteca. Porque las hipotecas de entonces, de hace un cuarto de siglo, eran de este estilo. De intereses de doble dígito o casi. Porque de ahí, de cotas superiores al 10%, venían los tipos oficiales, entonces establecidos aún por el Banco de España porque todavía eran tiempos de la peseta, que en 1993 comenzaron a bajar con celeridad para situarse a final de año en el 9%. Cuando aquel gol de Romario, el tipo de interés de referencia del mercado hipotecario, el míbor a 12 meses, se movía en el 9,3%.
‘Igualito’ que ahora. Según los últimos datos del Banco de España (BdE), el interés de las nuevas hipotecas ya es inferior al 2%. Al 2%. Con el euríbor a 12 meses, la gran referencia hipotecaria, en el -0,38% en el arranque de septiembre. Sí, el -0,38%. Es lo que hay en estos tiempos de tipos de interés oficiales al 0% y de tipos de la facilidad de depósito, claves para el euríbor, al -0,40%.
"No solo conviene asumir, si no se ha hecho ya, los bajos tipos vigentes en los productos bancarios, sino que las dinámicas incluso irán a más. Hipotecas a intereses aún más bajos y depósitos que todavía rendirán menos"
El 0%. Tipos oficiales al 0%. Y ahí, en torno a este 0%, el interés de los depósitos y las cuentas a la vista. También según las estadísticas del BdE, las cuentas a la vista ofrecidas a los hogares apenas rentan un 0,03% y los depósitos, un 0,05%. Sí, un 0,03% y un 0,05%. Y aún pueden dar las gracias, porque a las empresas, directamente, los bancos les cobran por depositar su dinero. Sí, les cobran. En las imposiciones hasta un año de plazo, un 0,10%. Sí, un 0,10%.
EL MÁS DIFÍCIL TODAVÍA
Si todo esto les suena a extraordinario, si tienen que repetirse estos datos una y otra vez para terminar de creérselos, vayan preparándose para lo que viene. Porque estas referencias, estos tipos, aunque en efecto extraordinarios por desconocidos, por no tener precedentes, aún van a ir más allá para constatar que esta extraña 'era de los tipos de interés negativos', lejos de ser pasajera, ha venido para quedarse.
De hecho, es que ya llevan una temporada aquí. Los tipos de la facilidad de depósito se encuentran en negativo desde junio de 2014 y los tipos oficiales están en el 0% desde marzo de 2016, mismo momento en el que esos tipos de la facilidad de depósito bajaron ya al -0,40%.
Vamos, que la institución que los dicta, el Banco Central Europeo (BCE), que en su momento pretendía que estos niveles fueran pasajeros, se está 'encontrando' con que cada vez son, y serán, más permanentes. Lo ha confirmado la que desde noviembre será la nueva presidenta de la entidad, la francesa Christine Lagarde, que este miércoles defendió en el Parlamento Europeo que los estímulos están "justificados" para largo. Lo dicho, lo anormal mutado en normal; lo coyuntural en estructural.
Porque lo que se espera no es precisamente que los vaya a subir en breve hacia niveles más convencionales. Todo lo contrario. Salvo sorpresa mayúscula, el próximo jueves la entidad presidida por Mario Draghi los estrujará todavía más. O lo que es lo mismo, los oficiales pasarán a estar directamente bajo el 0% por primera vez en la historia y los de la facilidad de depósito todavía se situarán más en negativo, en el -0,50% al menos.
HACIA LO IMPOSIBLE
Estas previsiones, supeditadas al débil escenario económico que presenta en estos momentos la Eurozona, constatan que no solo conviene asumir, si es que no se ha hecho ya, los bajos tipos vigentes en los productos bancarios y todas las consecuencias derivadas de ellos, sino que las dinámicas incluso irán a más en los próximos meses. Hipotecas a intereses aún más bajos y depósitos que todavía rendirán menos, a la espera de que incluso el salto visto ya en las empresas -cobrarles intereses por sus depósitos- alcance a los particulares, aunque sea a los de altos patrimonios.
"Si siempre es preciso tener presente el binomio rentabilidad-riesgo, ahora, en esta ‘era de los tipos negativos' que lo altera todo porque trastoca el modo en el que siempre se ha ahorrado e invertido, resulta aún más obligatorio recordar que sigue estando vigente"
Por eso conviene abrir la mente. Y prepararse para lo que hay y para lo que viene. Hipotecas fijas al 1% o menos. Depósitos al 0% o menos. Letras, bonos y obligaciones del Tesoro con rendimientos inferiores al 0% y por tanto fuera del alcance de los particulares -salvo que se empeñen comprarlos con intereses negativos para recibir menos dinero del prestado-. Y la asunción de riesgos, sí o sí, para rascar algo de rentabilidad. Eso de asociar rendimientos del 3% o el 4% a productos o inversiones ‘seguras’ terminó hace tiempo y ahora quedará todavía más desterrado.
Y por eso conviene, además de abrir la mente, mantener la guardia alta para tratar de entender bien aquello en lo que se invierte si es que se está aspirando a rendimientos del 4%, del 5%, del 6% o del más por ciento. Porque si siempre resulta preciso tener presente el binomio rentabilidad-riesgo, ahora, en esta ‘era de los tipos negativos', en esta anomalía de los tipos inferiores al 0% que lo altera todo porque trastoca el modo en el que siempre se ha ahorrado e invertido, resulta aún más obligatorio recordar que sigue estando vigente, que los tipos bajo cero no lo destierran. Porque con seguridad en los próximos meses y en los próximos años se verán cosas que hasta hace nada hubieran sido imposibles.
Imposible. Como aquel pase de Laudrup que Romario llevó a la red, cuando Caja Laboral anunciaba su hipoteca al 9,75%.