Las ganancias patrimoniales, aquellas que se ponen de manifiesto en el IRPF con la venta de fondos de inversión, acciones o inmuebles entre otros, no van a cerrar un buen 2018. De hecho, ese capítulo registrará una caída del 1,3%, rompiendo de esta forma la trayectoria ascendente que se seguía desde hace seis años.
Así lo pone de manifiesto la Memoria Fiscal que acompaña a los Presupuestos Generales del Estado para 2019. En ella se recoge la evolución de varios indicadores de 2018 para poder realizar la proyección sobre el presente año.
Al hablar del IRPF como destinatario del grueso de los beneficios fiscales previstos para 2019, Hacienda echa cálculos sobre el comportamiento de algunas partidas.
Las ganancias patrimoniales, reza la Memoria, podían haber registrado un retroceso del 1,3% en 2018. Para obtener esa estimación se consideran por separado las ganancias patrimoniales procedentes de reembolsos de fondos de inversión y las que se derivan de otros activos.
El dato es peor si se analiza la parte de ganancias que se obtiene con la venta de los fondos. Se estima, dicen, un descenso del 12,6%, mientras que el resto de ganancias subiría un ligero 0,2%.
Y el Ministerio de Hacienda añade que estas variaciones previstas para 2018 se bastan en la hipótesis de una fuerte desaceleración en el incremento de los reembolsos de fondos ya que ser prevé un aumento de solo el 5,3%, sorprendente después de un 2017 en el que subieron más de un 37%. La caída de las ganancias patrimoniales encuentra también su explicación “en el comportamiento desfavorable de los mercados bursátiles ese año.
Por todo ello, y si se cumplen las estimaciones, las ganancias patrimoniales del IRPF sumarán los 15.594 millones, frente a los 15.800 millones de un año antes.
Las ganancias patrimoniales, aunque como se ha indicado son la primera vez que caen desde 2012, superan y con creces a las que se registraron en los peores años de la crisis. En 2012 sumaron 7.400 millones de euros frente a los 31.400 millones de 2007.
Las otras rentas del capital
Junto a las ganancias patrimoniales completan las rentas del capital las del capital mobiliario e inmobiliario.
Co los rendimientos del capital mobiliario ocurre lo contrario. Si todo ocurre conforme a lo previsto romperán una tendencia bajista iniciada en 2011. Para 2018, añade Hacienda, se espera que se haya producido una ruptura de la tendencia descendente que han venido mostrando estas rentas en los últimos años, como consecuencia, sobre todo, de la intensificación del crecimiento de los dividendos pagados por las empresas, de forma en dicho año la tasa de variación podría haberse situado en el 5,3%.
En el caso de los rendimientos de capital inmobiliario, procedentes exclusivamente de los arrendamientos de bienes inmuebles, para 2018 se estima un aumento del 5,8%, inferior en 4 décimas porcentuales al observado en 2017. En este caso, el comportamiento es muy parecido al registrado desde 2014.