Una de las principales reticencias de los inversores a la hora de decidirse por una inversión socialmente responsable o que incluya en su análisis criterios extrafinancieros de sostenibilidad ambiental, social y de gobernanza (ASG) es la capacidad de este tipo de inversión para generar retornos al menos equivalentes a los de las inversiones tradicionales.
Pero ha llegado el momento de poner fin a esa creencia generalizada de ‘sabiduría convencional’ de que invertir en cualquier título o cartera que no ofrezca valor directo a los accionistas, ofrece resultados inferiores a los inversores. Cada vez hay más evidencias de que las empresas que priorizan los temas ASG en su gestión generan un rendimiento financiero superior a largo plazo en una variedad de métricas, incluyendo el crecimiento de las ventas, el retorno del capital (ROE), el retorno sobre capital invertido (ROIC) e incluso el alfa (rendimiento superior respecto al mercado).
Cuando las empresas persiguen un enfoque centrado en las diferentes partes interesadas de su negocio para la creación de valor, mediante la incorporación de ASG en su estrategia de inversión a largo plazo, son capaces de atraer al mejor talento, construir bases de clientes leales, prosperar a través de una fuerte supervisión de gobierno corporativo, mitigar el riesgo e impulsar el crecimiento rentable mediante la inversión en innovaciones sostenibles que impactan positivamente en el mundo.
El efecto coronavirus
Durante el año, la pandemia ha acelerado la tendencia creciente entre los inversores de decantarse por compañías que respetan los factores ASG en su gestión. Los fondos de la categoría sectorial ético de VDOS se definen como aquellos que invierten en sostenibilidad, responsabilidad social (ISR), cooperación al desarrollo, consumo responsable, criterios sociales y éticos. No invierten en industria militar, tabaco, ni alcohol.
De este grupo de fondos, con la mayor calificación de cinco estrellas de VDOS, se han seleccionado los menos volátiles en el último año. El mejor dato corresponde a la clase B de DPAM Invest B Equities World Sustainable con un controlado dato de volatilidad del 16% a un año, posicionándose por este concepto entre los mejores de su categoría, en el quintil cinco. En este mismo periodo, su rentabilidad es del 19% y del 10,1% desde el pasado 1 de enero.
Invierte principalmente (sin restricciones sectoriales) en empresas de todo el mundo, seleccionadas sobre la base de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Con el índice MSCI World Net Return como referencia, sus mayores posiciones incluyen acciones de Microsoft (2,61%), Tencent Holdings (2,33%), Nvidia (2,30%), Lonza Group (2,26%) y Danaher Corp (2,24%). Aplica a sus participes una comisión fija de 1,5% y de depósito de 0,04%.
El siguiente fondo menos volátil a un año (18,48%) es Schroder ISF Global Sustainable Growth, que en su clase C de acumulación en euros obtiene una rentabilidad desde enero del 9,6% y del 21,6% en el último periodo anual. Se propone como objetivo proporcionar crecimiento de capital invirtiendo en empresas de todo el mundo que cumplan con los criterios de sostenibilidad del gestor.
El gestor cree que las empresas que demuestran características positivas de sostenibilidad, como la gestión del negocio a largo plazo, el reconocimiento de responsabilidades respecto a sus clientes, empleados y proveedores, y el respeto del medio ambiente, están mejor posicionadas para mantener su crecimiento y rendimientos a largo plazo.
Líderes sectoriales
También considera que, cuando los factores ASG se alinean con otros motores de crecimiento, puede resultar en un mayor aumento de los beneficios, a menudo no apreciado por el mercado. Entre sus mayores posiciones en cartera encontramos acciones de Alphabet (4,91%), Microsoft (4,75%), Schneider Electric (4,19%), Bunzl PLC (3,47%) y Deere & Co (3,44%).
La suscripción de la clase C de acumulación en euros de este fondo requiere una inversión mínima de 1.000 dólares (aproximadamente 844 euros) y aplica una comisión fija del 0,65% y de depósito del 0,3%.
La clase N/A en euros de Mirova Global Sustainable Equity registra una volatilidad a un año del 18,6%, como los dos anteriores en el quintil cinco, por este concepto. Su rentabilidad en el mismo periodo es del 20,7% y a un año, del 11,7%. Invierte en empresas internacionales que están expuestas positivamente a temas de desarrollo sostenible o han desarrollado soluciones aplicables a este tipo de temas.
Emplea un enfoque temático original basado en tendencias a largo plazo para identificar oportunidades de inversión en toda la cadena de valor y en todos los sectores. Selecciona empresas que se espera que ofrezcan rendimiento a largo plazo, basándose en un análisis financiero exhaustivo que evalúe el posicionamiento estratégico, la gestión y la solidez financiera.
La cartera final incluye entre sus mayores posiciones acciones de Microsoft (5,06%), eBay (4,75%), Thermo Fisher Scientific (4,43%), Mastercard (4,41%) y Danaher (4,09%). Sus participes soportan una comisión fija del 0,7%, además de una comisión variable del 20% sobre resultados positivos anuales del fondo y su índice de referencia, el MSCI World Dividend Net Reinvested Euros.
Un camino largo
Una empresa no puede convertirse en una potencia ASG de la noche a la mañana. Se necesita tiempo para desarrollar un equipo de liderazgo y cultura ASG profundamente arraigado, capaz de pensar de forma sistemática y dedicado a invertir en iniciativas a largo plazo para impulsar la creación de valor accionarial.
Las organizaciones con un alto grado de cumplimiento ASG buscan evitar el pensamiento a corto plazo focalizado únicamente en sus resultados contables. En su lugar, prevén la causa y el efecto de las acciones corporativas, y aprovechan las oportunidades centradas en las partes interesadas que crean valor, evitando al mismo tiempo los riesgos relacionados con estas partes interesadas.
Los accionistas siguen prosperando, aunque no a expensas de empleados, clientes, proveedores, la comunidad o el planeta y, por lo general, en un horizonte de tiempo más largo.
Modelar un negocio en torno a la ASG puede por tanto parecer una fuente poco apreciada de ventaja competitiva sostenible, razón por la que estas empresas pueden presumir de fundamentos empresariales tan sólidos y generar un rendimiento superior al del mercado.
***Paula Mercado es directora de análisis de VDOS