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Como los gatos, la renta fija tiene siete vidas. Aunque en Europa, el mercado de referencia para los españoles, los tipos de interés oficiales se encuentran entre el 0% y el -0,5%, todavía queda un pequeño resquicio donde poder invertir en bonos con tipos positivos. Varias gestoras dieron sus fórmulas la pasada semana en una jornada de Aseafi, con la premisa de que hay que tener "flexibilidad y amplitud de miras".

El economista Santiago Carbó, quien abrió la jornada organizada por los asesores financieros, recordó que "existen riesgos en la deuda corporativa" y que "los tipos reducidos no pueden ser eternos". "Con una deuda al alza, se acumulan riesgos macroeconómicos, financieros y de sostenibilidad fiscal", incidió.

Pero todos los expertos reconocen que la emisión de deuda por parte de los países es lo que, en buena parte, salvará a las economías tras la crisis de la Covid-19. Los programas de ayuda a los colectivos más desfavorecidos por la pandemia han de ser financiados, y es ahí donde las gestoras de fondos cobran protagonismo. No obstante, "hay que gastar, pero con sentido", ya que "no hacer reformas esta vez sí que tendrá un coste extra", advirtió Carbó.

Los fondos objetivo

Desde el punto de vista del inversor, "sin duda, hay que tener renta fija en cartera, tanto por diversificación como por la ayuda que estamos teniendo de los principales bancos centrales", afirmó María García, directora de Ventas en Edmond de Rothschild Asset Management.

La gestora de origen suizo apuesta por el crédito corporativo en general y por Europa en particular, tanto en grado de inversión como en el alto rendimiento (o high yield). Y lo hace en compañías de todo tipo, dado que sus emisiones de deuda "van a seguir teniendo una masa compradora (el BCE o la Fed) y servir de base al sistema".

En este nicho, su recomendación es el fondo Millesima Target 2026, un fondo oportunístico de bonos en euros con un objetivo de rentabilidad neta anualizada del 2% (no garantizado) que todavía está en construcción.

El crédito americano

Aunque a priori no lo parezca, "hay segmentos de la renta fija donde los precios de entrada son atractivos", a juicio de Martina Álvarez, directora de Ventas para Iberia en Janus Henderson Investors, lo que abre oportunidades en términos de valoración. La gestora angloamericana está centrada en el crédito estadounidense.

"No estamos ante la gran oportunidad que se nos abrió el pasado marzo cuando los diferenciales de deuda se ampliaron, al inicio del virus, pero aún estamos con valoraciones de los bonos por debajo de las medias históricas", puso en contexto.

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. REUTERS

Como recordó, "los inversores globales suelen tener un 65% de su cartera en Estados Unidos", por lo que animó a "pensar en global y no en local". Su sugerencia es el fondo Janus Henderson Balanced.

Los emergentes

Más riesgo, pero más potencial de rentabilidad es lo que tiene la renta fija emergente, un nicho que intenta explotar la gestora británica Schroders a través del fondo Schroder ISF EMD Absolute Return.

"Las divisas de los países emergentes han recibido un castigo atroz en los últimos ocho años, pero una tendencia cíclica con un dólar más débil que parece abrirse ahora debería ser algo positivo para estas monedas", según las previsiones de Inés del Molino, directora de Desarrollo de Negocio de Schroders para España y Portugal.

Como subrayó, "los bancos centrales de estas economías tienen margen de actuación, porque tienen los tipos oficiales en positivo". Hay que recordar que cuando los tipos de interés se bajan por parte de los organismos monetarios, normalmente, para paliar una crisis, el precio de los bonos que circulan en el mercado se revaloriza.

Un todoterreno

La opinión de Luis Merino, responsable de Renta Fija en Santalucía Asset Management, termina de despejar las dudas a quien todavía piense que la renta fija ha de salir de las carteras por el entorno de tipos a la baja. "Siempre tiene sentido tener bonos.

Aunque llevan años intentando enterrar a la renta fija, hay que tener en cuenta sus propiedades: reduce la volatilidad, incrementa la diversificación y descorrelación con otros mercados y complementa a la renta variable", sostuvo.

La gestora española está combinando activos menos volátiles, como los pagarés o los bonos flotantes (quietos estos últimos con los tipos cero actuales, que pueden prolongarse varios años más o, incluso como aventuran algunos expertos, una década), con otros activos que aún ofrecen valor relativo, caso de bonos subordinados Tier 2, algunos AT1 (CoCos), híbridos corporativos o los bonos verdes. Uno de sus fondos mejor valorados es el Santalucía Renta Fija Corto Plazo.

En sus carteras de bonos a largo plazo, la duración media está en los 2,80 años, mientras que en las de corto plazo, este ratio disminuye hasta los 0,75 años. Recientemente, han añadido una cobertura con futuros a diez años americanos, ya que esperan una ampliación del diferencial entre el Bund alemán y el Treasury estadounidense, y siguen infraponderados en Reino Unido e Irlanda por la incertidumbre del Brexit.

En crédito, la pata fuerte de su estrategia, tienen nombres core de bancos daneses, suizos y americanos. Respecto a los bonos bancarios en España, a Merino le gustan aquellos donde haya recorrido de convergencia: "Sabadell ha corrido mucho desde el anuncio de las conversaciones formales con BBVA para su integración, pero hay otros bonos del sector donde todavía hay potencial para converger".

Por el contrario, están fuera de los sectores más vulnerables a la crisis sanitaria y económica, como aerolíneas, hoteles, consumo, industriales, viajes y materias primas. Igualmente, tienen una reducida exposición a petroleras.

El economista Carbó dejó una conclusión muy clara (en términos generales) sobre la crisis del coronavirus: "En los mercados de acciones y bonos, los grandes beneficiados son los que no se apalancan tanto sobre los tipos de interés a corto y largo plazo". ¿Adivinan quién? "Las tecnológicas".

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