La nueva economía post-Covid será más digital, más verde, más innovadora. Y si bien es cierto que el plan de recuperación NextGenerationEU dotará a Europa del mayor paquete de estímulos jamás visto, no es menos cierto que esos fondos algún día tocarán a su fin. Queramos o no, las empresas y la inversión privada son la otra cara de la moneda en la vuelta a la normalidad y, de hecho, serán quienes tomen el testigo de la innovación a medio plazo.
“Los programas públicos sirven como programas de choque contra shocks como la Covid, pero la innovación post-Covid saldrá de los mercados de capitales. Por eso, se necesitan unos mercados profundos, transparentes y eficientes”, señala Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco, en una entrevista con Invertia.
Y para esta financiación están las bolsas. Para financiar la economía moderna, que se financia mal con el crédito bancario porque es “la economía del conocimiento, de los intangibles”.
Este axioma ha quedado demostrado históricamente en los distintos ciclos y países. Que España sea la cuarta economía de Europa es prueba de ello. “Entre los años 80 y el 2007, cuando se produjo el famoso milagro económico español, se privatizaron a través de las bolsas numerosas empresas públicas que hoy son líderes en sus sectores, desde Telefónica hasta Endesa”, recuerda Ureta. “Si el Estado hubiera seguido siendo su propietario, posiblemente no habrían tenido esa dinámica”, añade.
En Latinoamérica también hay ejemplos. “Chile lo está entendiendo a la perfección. Ha apostado por la inversión en la economía digital, con empresas tan interesantes como Notco, y en nuevas energías como el hidrógeno. Y cuenta con los mercados de capitales y con las AFP para financiar esos procesos”, en referencia a las administradoras locales de fondos de pensiones.
Es aquí donde entran en juego los fondos de inversión en sentido amplio. “En 2020, en los peores momentos de la pandemia, los fondos han invertido a largo plazo, al margen de lo que las compañías estuvieran haciendo en bolsa”, lo que en los primeros compases se tradujo en importantes pérdidas. Pero la inversión a largo plazo, el “slow finance”, siempre funciona.
Popularizar la inversión
Tras 15 meses de coronavirus, se extraen dos conclusiones. La primera, que los tipos de interés van a estar en niveles cero mucho tiempo más. “Los bancos centrales ya no pueden subirlos, la economía se ha indexado a esos tipos ultrabajos”, por lo que “no queda más remedio que los ahorradores pasen a ser inversores”, a juicio de Ureta.
La segunda, que en ese paso adelante por parte de los ahorradores “la popularización de la inversión ya es una tendencia irreversible”. La industria financiera ha dotado a los usuarios de herramientas fáciles de entender y “vamos hacia un gran marketplace donde todo el mundo va a ser inversor”, avanza el máximo responsable del banco de inversión español en lo que manifiesta es una “tendencia estructural”.
Afortunadamente, para dar ese paso, los inversores disponen hoy en día de la inversión temática tanto en acciones como en fondos de inversión, ETF… “Muchas veces, un ahorrador no sabe valorar su propia percepción del riesgo, pero sí sabe que quiere invertir en temas que le atraen y en los que percibe valor a futuro”, caso del hidrógeno y el medio ambiente, la tecnología o la salud, entre otras megatendencias. Las firmas están apostando por estas temáticas.
Sea cual sea la fórmula escogida para invertir en la nueva normalidad, la bolsa será el camino. Grupos como Renta 4 están creando herramientas de calidad pero accesibles en coste y muy entendibles para los pequeños inversores, como si de grandes fortunas se tratase. Las soluciones incorporan herramientas digitales interactivas y proyecciones de rentabilidad, algo básico para quitarse el miedo a la hora de invertir.
“En un mundo con tipos cero, crecer como la economía mundial, al 3% ó 4% o un poco más, está más que bien dadas las circunstancias actuales”, anima Ureta, defensor a ultranza de la renta variable. “Cualquier inversor, por pequeño que sea, ya puede acceder a la inversión global”. El mundo ha cambiado para mejor.