Desde que se levantara el primer confinamiento en Europa hace ya un año, dos tendencias diametralmente opuestas se observan en la industria de fondos de inversión (la tradicional, al margen de los activos no cotizados). Por un lado, que los fondos pasivos continúan comiéndole el terreno a la gestión activa y, por otro, que los fondos alternativos líquidos están de capa caída.
La cuota de mercado de los fondos indexados a largo plazo ha aumentado hasta el 21,1% a cierre de mayo, desde el 19,9% hace un año. Si se incluyen los fondos del mercado monetario, que son el dominio de los gestores activos, la cuota de mercado de los fondos indexados se ha situado en el 18,7% en mayo, frente al 17,3% de 12 meses antes.
Sea 1,2 o 1,4 puntos porcentuales la diferencia, en función de si se incluyen los monetarios o no, lo cierto es que los fondos pasivos han aprovechado la pandemia para pisar el acelerador, según las últimas estadísticas de Morningstar.
Todo lo contrario que los fondos alternativos armonizados o líquidos, donde se incluyen estrategias como el retorno absoluto o el long/short, que han sufrido más de 1.050 millones de euros de reembolsos netos en los últimos 12 meses, lo que les ha supuesto un decrecimiento orgánico del 0,52% en el periodo.
Los inversores cada vez más se están decantando por los fondos alternativos, sí, pero por los de activos no cotizados como el capital riesgo, infraestructuras, deuda privada o inmobiliario.
Nuevo récord
Son las dos caras de una industria europea de fondos a largo plazo que ha vuelto a marcar un nuevo récord histórico, pasando de los 11,1 a los 11,2 billones de euros en activos bajo gestión.
Aunque mayo ha marcado el decimocuarto mes consecutivo positivo para los fondos de renta fija en términos de flujos netos desde el desplome del mercado en marzo de 2020, las entradas hacia los fondos de renta fija se han enfriado al persistir el riesgo de inflación. Los fondos de bonos recibieron 21.200 millones en mayo, frente a los 29.400 millones del mes anterior.