Cuatro premisas de inversión de Capital Group hasta que la Fed suba tipos en 2023
La renta fija siempre paga; dividendos, en los emergentes; la bolsa de Japón vuelve a captar inversores y los semiconductores doblarán negocio.
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Muy probablemente, el banco central de Estados Unidos subirá sus tipos de interés en 2023. Lo descuentan los mercados y las propias voces internas de la Fed. Hasta entonces, una de las principales gestoras de fondos del mundo, Capital Group, ha querido dar a los inversores varias premisas para navegar por los mercados: incluso con un aumento de los rendimientos, los bonos han mostrado resistencia; si quiere dividendos, mire en los países emergentes; la bolsa japonesa vuelve a estar en el radar de los grandes inversores y la industria de los semiconductores será “el nuevo petróleo”.
La gestora, con sede en Los Ángeles y unos 1,8 billones de euros en activos bajo gestión, es una de las voces más autorizadas para hacer proyecciones. Fundada en 1931 durante la Gran Depresión, el séquito y los ‘herederos’ de Jonathan Bell Lovelace han superado muchas crisis para saber de lo que se hablan.
Antes de lanzar la primera subida de tipos desde 2018, es probable que la Fed siga los siguientes pasos: en los próximos meses, anunciaría que reduce su actividad de compra de bonos, lo que se conoce como tapering; entre finales de 2021 y principios de 2022, empezaría el tapering como tal; entre finales de 2022 y principios de 2023, finalizaría esta retirada de estímulos, y ya desde los últimos compases de 2022 y durante la primera parte de 2023 enviaría una señal clara de que se avecina una subida de tipos.
“Este esquema llevará tiempo”, puesto que estamos hablando de unos dos años, “y los responsables de la Fed han dejado claro que serán pacientes”. Más concretamente, la gestora norteamericana cree que, “probablemente, falten al menos 18 meses para una subida de tipos”.
Para ese momento, las proyecciones del mercado sitúan el tipo de referencia en EEUU (Fed funds rate) en torno al 0,70%, mientras que los propios funcionarios y gobernadores de los bancos regionales de la Fed lo rebajan al 0,50%.
En opinión de Mario González, codirector de Desarrollo de Negocio de Capital Group para Iberia, el tipo de interés oficial podría rondar un nivel intermedio entre ambas previsiones, en torno al 0,60%. ¿Y en Europa? “Como nosotros vamos más atrás en la recuperación, la subida de tipos por parte del BCE se hará algo más tarde que en EEUU”, anticipa, aunque sin dar ninguna referencia en cuanto a posibles niveles.
En este sendero económico post-Covid que hay que atravesar en los próximos 18-24 meses, más apacible tras la pandemia y con la recuperación a todo gas, también cabe preguntarse qué pasará con la inflación, puesto que hoy ya toca niveles algo comprometidos: un 2% en la zona euro de forma interanual e, incluso, un 5% en EEUU.
“De antemano, descartamos inflaciones de doble dígito como en los años 70. Los bancos centrales posiblemente estén cómodos con un periodo transitorio de inflaciones más altas de su objetivo legal aunque tirando al alza de forma estructural. Puede que esta inflación no sea tan temporal como el mercado o la Fed insisten, aunque la realidad es muy compleja y quizá no haya escenarios binarios, sino mezcla de escenarios”, señala González.
Renta fija, resiliente
Cuando hay subidas de tipos e inflación alta, lo primero que suelen preguntarse los inversores es: Y ahora, ¿qué hago con mi cartera de renta fija? Por regla general, cuando los tipos suben (los oficiales y los rendimientos del mercado), el precio del bono cae, lo que afecta negativamente a las carteras de deuda.
Pero, como matiza Capital Group, los bonos todavía pueden rendir en un entorno de tasas de interés en aumento. Durante las últimas tres décadas, los inversores en bonos americanos han visto muchas subidas de tipos y picos de rendimiento. Incluso durante los cinco picos de rendimiento más pronunciados en emisiones a diez años durante ese período, el índice de bonos agregados de EEUU se mantuvo positivo durante los dos años siguientes.
“Independientemente de si el rendimiento de los bonos sube o baja, una asignación de activos sólida suele cumplir las cuatro funciones de la renta fija: preservar el capital, proteger contra la inflación, dar rentas y diversificar con las acciones”, recuerdan los responsables de la gestora.
Por ejemplo, al Treasury americano se le exigió por parte de los inversores 190 puntos básicos más de rendimiento tras explotar la gran crisis financiera mundial de 2008 y, sin embargo, el índice de bonos (Bloomberg Barclays US Aggregate Index) subió hasta un 12,51% en los dos años posteriores.
Más dividendos
A cierre de marzo, 48 de las 242 empresas estadounidenses que recortaron dividendos en 2020 por culpa de la pandemia ya los han reinstaurado, y esta tendencia ha provisto de una oportunidad de inversión para aquellos inversores que necesitan monetizar la rentabilidad e ingresos recurrentes.
Pero, en este aspecto, más vale mirar globalmente. Porque de las más de 700 compañías que dan una rentabilidad por dividendo superior al 3%, un 87,6% de ellas están fuera de EEUU: Roche, Novartis, Unilever… En particular, un 52% están en los mercados emergentes, caso de Saudi Aramco, ICBC o China Construction Bank. En Wall Street, destacan nombres como Exxon Mobil, Coca-Cola o Verizon.
Por ejemplo, empresas de utilities como National Grid en Reino Unido, Iberdrola en España o Enel en Italia están aprovechando una mayor demanda de electricidad en medio de un cambio hacia las fuentes de energía renovables, “una tendencia que transformará la industria energética en los próximos años”.
La vuelta de Japón
Tras casi tres años de salidas netas de dinero, las acciones niponas han vuelto a captar la atención de los inversores internacionales desde octubre del pasado año, con entradas netas especialmente fuertes en noviembre. La aceleración de la vacunación mundial contra la Covid-19 y la mejora de los estándares de gobierno corporativo de las empresas japonesas han contribuido a atraer a los inversores extranjeros al mercado de valores de Japón.
Según Álvaro Fernández, codirector de Desarrollo de Negocio de Capital Group en Iberia, “si bien es demasiado pronto para saber si esta será una tendencia a más largo plazo, lo cierto es que es un rayo de esperanza considerando las fuertes salidas previas, que fueron en parte causadas por el estancamiento económico del país, así como por las tensiones comerciales mundiales”.
El nuevo petróleo
Y un apunte final ligado al comercio global y la crisis de los semiconductores que está paralizando fábricas. “Los chips puede que sean el nuevo petróleo”, unos componentes intermedios que están en productos como smartphones, automóviles, televisiones o lavadoras.
Distintas estimaciones coinciden al señalar que las ventas globales de semiconductores podrían duplicarse desde los 450.000 millones de dólares a, aproximadamente, un billón de dólares en los próximos diez años. Una tendencia en la que estar pase lo que pase en los mercados.