Los grandes inversores aconsejan aguantar las próximas caídas en China y beneficiarse del “reseteo”
La crisis de Evergrande no es el 'fin' del gigante asiático, sino un episodio más del equilibrio del país, que sigue gustando a los fondos.
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Un fuerte traspié que no empaña la enorme oportunidad que supone invertir en China a largo plazo. Eso es lo que es Evergrande para los grandes inversores internacionales. Los fondos de inversión auguran más caídas en los mercados y bolsas chinas durante las próximas semanas, pero al mismo tiempo hacen un llamamiento a la calma: vale la pena aguantar porque el crecimiento del mundo viene del lado asiático y, muy particularmente, de su gigante chino. Si los clientes se mantienen, podrán beneficiarse del “reseteo” del país.
Aunque en los primeros instantes de la crisis crediticia de la inmobiliaria china Evergrande se presagiaba un nuevo episodio de contagio generalizado al estilo Lehman Brothers, con la mente puesta en 2008, el sentir general de las manos fuertes del mercado está tornando en respiro. Por mucho que se desplomen las bolsas del país del dragón estos días, parece descartado un colapso mundial.
El banco privado suizo Julius Baer da cuenta del debate que está teniendo lugar en la comunidad inversora: “Actualmente, nuestras conversaciones con inversores institucionales indican que los extranjeros tienen una visión mucho más negativa del impacto en la economía china que los inversores chinos locales. A los primeros les preocupa que esto pueda dar lugar a otra crisis de Lehman, algo con lo que no estamos de acuerdo. Los segundos confían en que los responsables políticos chinos probablemente intervendrán a tiempo para evitar cualquier daño sustancial”.
En su opinión, el resultado final se moverá en “un punto intermedio”. No obstante, el mercado de China continental se adentra en las semanas de vacaciones y el canal de inversión transfronterizo Stock Connect -que une las bolsas de Shanghai y Hong Kong- estará cerrado. En otras palabras, el mercado podría estar ligeramente más impulsado por los inversores extranjeros pesimistas a corto plazo.
Esto quiere decir que se avecina una espiral bajista en el mercado chino offshore (extranjero). Este bache podría durar por lo menos hasta la segunda semana de octubre, una vez pasado el Día Nacional y la Semana Dorada y con margen para que el gabinete de Xi Jinping decida si rescata a la promotora o no. Respecto a este último punto, prácticamente todas las gestoras y bancos de inversión descuentan que sí se llevará a cabo algún tipo de rescate público.
China crecería un 7%
Apenas una voz rompe el consenso de mercado. El redactor jefe del ‘Global Times’, diario chino respaldado por el Estado, opinó el jueves pasado que el gobierno central no debería intervenir y dejar que los prestamistas se ocupen de la situación, que ha sido interpretada en el mercado como una indicación de que Pekín no va a salir al rescate. Este tipo de voces, por el momento, son minoritarias.
“Los inversores deben entender que la mayor parte de lo que está ocurriendo en China es el resultado previsto por Pekín. La posible burbuja del mercado inmobiliario era ya una de las preocupaciones principales del gobierno chino y Evergrande ha violado todas las indicaciones del partido”.
Por esta razón, opina Diego Fernández Elices, director general de Inversiones de A&G Banca Privada, “cabe esperar un mal desenlace para la compañía, pero no para todo el sector, el país, la región o, incluso, las bolsas globales”.
Ya se han visto las primeras reacciones, relajando las cuotas de las hipotecas. El IBI podría ser demorado y existen muchas otras opciones para evitar la crisis del sector.
Entre los sectores más golpeados a nivel local por las pérdidas y el sentimiento inversor tan negativo que circula por Occidente, no hay que perder de vista a promotores inmobiliarios y empresas de gestión inmobiliaria, pero también a los bancos y aseguradoras, que se podrían ver afectados a través de los canales financieros, teniendo en cuenta su exposición a préstamos e inversiones en promotores inmobiliarios chinos.
Luego, “los efectos de una posible ralentización del mercado inmobiliario debido a la caída de las ventas de viviendas y a la disminución de las actividades de construcción afectarán a los proveedores, incluidos los de la construcción y las materias primas (cemento, acero…)”, aventura Julius Baer.
A medio y largo plazo, sin embargo, el optimismo se abre hueco. Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, asegura que “a pesar de que el conjunto de datos decepcionantes sugiere que la economía china se está desacelerando significativamente, el gobierno tiene un amplio margen político para reiniciar su economía rápidamente”.
“El gobierno chino está constantemente buscando el término medio entre los desequilibrios de su economía y las fuentes de tensión social, lo que a veces puede implicar un coste transitorio para el crecimiento”. No es la primera vez que el gigante asiático atraviesa una mala racha desde que se convirtió en una fuente clave del crecimiento para el comercio mundial. Ya en 2015, la demanda china disminuyó, con un impacto “transitorio pero visible” en el PIB alemán, recuerda AXA.
Las previsiones de crecimiento del PIB que ha dado el también suizo Pictet Wealth Management para el país asiático son del 7% para 2021 y del 5,2% en 2022, “aunque podemos rebajar estas previsiones”, ha advertido Christophe Donay, director de Análisis Macroeconómico en un encuentro con inversores. Tras haber eliminado la pobreza, el enfoque de China está cambiando hacia la "prosperidad común", habida cuenta de que su coeficiente de Gini -una medida de desigualdad- es todavía muy alto.
Este coeficiente -donde 0 es la perfecta igualdad y 1 es la perfecta desigualdad- se situaba en 38,5 en 2016, con datos del Banco Mundial. Este índice con base 100 venía de estar en niveles del 43,7 en 2010. Por ponerlo en contexto, España tenía en 2018 un índice de Gini de 34,7.
Sí a la deuda china
En cualquier caso, “es probable que China aumente antes el apoyo fiscal que el crédito” para la crisis que le acontece, augura Donay.
César Pérez, director global de Inversiones de Pictet WM, incluso ha llegado a defender que les gusta la deuda soberana china, minimizando el riesgo de contagio y favoreciendo los atractivos cupones que dan sus bonos en este entorno de tipos ultrabajos en los países desarrollados.
“En China estamos expuestos a su moneda y sus bonos soberanos, de los pocos activos no correlacionados con otros activos financieros”, añade el experto.
Para quien aún tenga dudas de si su fondo estará gravemente afectado por los impagos de deuda de la inmobiliaria y su contagio a la cotización bursátil, sirva de ejemplo Amundi, la mayor gestora de Europa -con ramificaciones en Sabadell- y una de las diez mayores del mundo.
La francesa ha salido al paso de la crisis china: “Nuestra exposición actual a Evergrande se ha reducido desde marzo y se sitúa hoy en unos 25 millones de dólares, volumen insignificante en porcentaje sobre nuestros activos bajo gestión totales y sobre los activos bajo gestión en deuda de mercados emergentes, menos del 0,1%”. No puede hablar en nombre de otras gestoras, pero es una buena aproximación.