La gestión pasiva sigue rompiendo récords en captación de capitales. La inversión dirigida hacia fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) de bolsa y materias primas ya triplica este año a la conseguida a estas alturas de un 2020 en el que ya se batieron todas las marcas históricas.
La búsqueda de los inversores de nuevas herramientas para diversificar su cartera y ganar exposición genérica a distintos mercados y activos ha sido la clave de este hito. Algo que se justifica en que este 2021 se ha visto gobernado por la volatilidad en los mercados a consecuencia, fundamentalmente, de la incertidumbre reinante en torno al rumbo de la pandemia. Y, por lo tanto, de la economía.
Si a este escenario se le suma la extendida preferencia de apostar por el potencial de un mercado en lugar de hacer el ejercicio de concentrar la inversión en valores concretos, queda explicada en buena parte la eclosión de los fondos cotizados de bolsa. La categoría que, sin lugar a dudas, ha liderado la captación de capitales en las estrategias de gestión pasiva.
Bolsas vs. bonos
Las últimas cifras difundidas por Lyxor en su ‘Money Monitor’ señala que los ETF de renta variable captaron hasta noviembre 112.000 millones de euros a escala global. Si la cifra ya es abultada por sí misma, adquiere toda su magnitud si se tiene en cuenta que hasta el penúltimo mes del año pasado estos mismos vehículos habían levantado inversiones por solo 37.700 millones. Y entonces ya se trataba de volúmenes insólitos.
El vuelco de los inversores hacia este tipo de ETF es aún más evidente si se tienen en cuenta las cifras conseguidas por los fondos cotizados de renta fija. En un mercado de bonos intervenido por los bancos centrales con sus políticas monetarias ultralaxas y sujeto a sobresaltos por posibles cambios en sus respectivas hojas de ruta, estos vehículos han estado lejos de ser destinos preferentes de inversión.
Si los ETF de renta fija sumaron suscripciones netas por 28.400 millones de euros hasta noviembre de 2020, hasta igual altura de este año apenas mejoran esta cifra hasta los 35.600 millones, de acuerdo con datos recopilados por Lyxor.
Esto supone un incremento interanual de apenas el 25% frente al engorde del 197% que han experimentado en el mismo plazo los fondos cotizados de bolsa.
'Commodities' al alza
No obstante, los inversores también han dirigido buena parte de sus apuestas en este segmento de mercado hacia las materias primas. Este universo, tradicionalmente más inaccesible para inversores particulares y de patrimonios más modestos, ha sido otro de los motores del fuerte incremento de posiciones en gestión pasiva de este 2021 que se acerca a su final.
En este caso, los números redondos hablan por sí solos. El salto va de los 800 millones de euros captados en ETF de commodities entre enero y noviembre de 2020 hasta los 2.200 millones acumulados en el mismo periodo de este ejercicio. Un incremento del 175%. De nuevo, casi tres veces más que en el año del estallido de la pandemia.
Aquí, los gestores de carteras consultados apuntan hacia dos factores como determinantes para este considerable incremento de inversión. En primer lugar, la fórmula sencilla de exposición a materias primas que ofrecen estos ETF especializados frente a los complejos y más caros contratos que suelen emplear para ello los inversores de perfil más sofisticado.
Por otra parte, la aparición de cuellos de botella que han disparado el precio de muchas materias primas de muy diverso origen en los últimos meses. Un rally de precios que los analistas advierten que está lejos de haber tocado a su fin que ha servido como reclamo para que muchos inversores se decantasen por incorporar estos activos a sus carteras o reforzar las posiciones que ya tenían.
En este sentido, el auge de precios se ha extendido desde productos primarios de alimentación como los granos de cereal hasta los metales raros empleados en la industria tecnológica. Una situación que desde hace meses viene espoleando las tasas de inflación a consecuencia de la combinación de una producción mermada, unas vías de distribución saturadas y una fuerte demanda acumulada tras meses de parón o funcionamiento a medio gas en varios sectores económicos.
Más sostenibles
Por si todo lo anterior fuera poco, también se ha seguido generalizando el uso de estos fondos cotizados para dar a las carteras un perfil más ‘verde’. Así, los datos de la gestora especializada francesa reflejan que el capital captado por ETF con criterios de sostenibilidad ASG (ambiental, social y de gobernanza) se ha disparado hasta los 76.700 millones de euros frente a los 35.700 millones de hace un año. Algo más del doble.
En total, la industria de ETF ha llegado al penúltimo mes del año con volúmenes netos de suscripción de 151.500 millones de euros frente a los 66.700 millones captados hace un año. Un hito más que significativo para este segmento de mercado al que, sin embargo, España permanece ajena.
Al cierre de noviembre, 775,36 millones de euros se habían fugado de fondos de gestión pasiva en el mercado español. Una partida que, según las estadísticas adelantadas difundidas por la patronal Inverco, solo en el penúltimo mes del año engordó en 188,55 millones. Mientras a escala global los inversores acuden a estas estrategias para alimentar el potencial y la diversificación de sus carteras, los españoles vuelven a darles la espalda.